Javier de la Calle.
¿Qué pasará cuando lleguen las grandes, el Giro y el Tour? En la París-Niza se retiraron 96 ciclistas y sólo llegaron a la meta 54. La friolera de 18 se retiraron en la tercera etapa. Algunos se vieron envueltos en caídas, hubo afectados por la sinusitis y el grueso del pelotón, con problemas estomacales. No se recuerda algo igual.
No se quiere decir, se quiere ocultar, pero los ciclistas están bajo los efectos adversos de la timo vacuna, bajo el efecto demoledor del veneno de muerte, ya que todos han sido inyectados bajo el dictado de sus equipos.
Se habla de misterio, pero no hay tal. Algunos comentaristas como Alberto Contador culpan a los médicos de los equipos por decirles a los corredores que abandonen a las primeras de cambio, sobre todo después del coronavirus. El misterio estriba en la mentira colectiva de un deporte que ha devenido de altísimo riesgo.
En la Volta a Catalunya ha sucedido parecido. Se habla de afecciones respiratorias. La noticia son los abandonos. Tom Dumoulin, Richie Porte, Michal Kwiatkowski, Thomas de Gendt, Jack Haig o Fausto Masnada son nombres que sobre el papel tenían muchas opciones de lucirse en la Volta a Catalunya y que en apenas tres etapas han tenido que optar por el abandono de una carrera que, además, tampoco se está celebrando con unas condiciones meteorológicas especialmente malas. En la nómina de abandonos también pueden ser incluidos Sonny Colbrelli o Michael Matthews, aunque ambos sí estuvieron en cabeza en la primera de las etapas. Simon Yates no ha abandonado, pero se dejó diez minutos y confirmó que estaba enfermo.
