Enrique de Diego.
Federico Jiménez Losantos ha tenido una «pataleta narcisista» al pretender el carácter punitivo de la Justicia y al pedirme 500 mil euros como responsabilidad civil respecto a unas presuntas injurias y calumnias que sólo existen en su imaginación delirante.
He visionado con delicia este vídeo. La gestual es descompuesta. La propia de un ignorante que ha perdido completamente el Norte. Resulta difícil no estremecerse cuando dice eso de «no vacunáis a vuestros hijos, sois unos asesinos». La OMS acaba de recomendar que no se vacunen a los niños entre los 5 y los 11 años. Suecia hace lo propio. ¿Qué cara se le queda a este descerebrado totalitario? ¿Qué cara a Pedro Sánchez y a todos los caciques que se han apresurado a inyectarles el veneno de muerte? ¿A los profesores que no han sido capaces de protegerles? Y ¿a los padres, malditos padres, que los han llevado al matadero?
Federico ya es un hombre del pasado que se arrastra sobre sus vómitos. No tiene un problema conmigo, tiene un problema, y grave, con su audiencia a la que ha agredido y, en correspondencia, le ha abandonado para siempre. Seleccionó cinco mensajes de twitter:
«Cree que puede ganar. Aunque gane, ya ha perdido una audiencia que nunca volverá. Está empeñado en suicidar su gran obra. Yo le he admirado y respetado mucho. Para mí es triste.
«Pataleta narcisista, teníamos que haber hecho una demanda colectiva todos los insultados y vilipendiados por el. Aun estamos a tiempo a ver si se le bajan los humos.
«He seguido a FJL desde la Cope. Él me sacó de la sentina ideológica en la que yo estaba. Lo he conocido en persona, he apoyado su radio económicamente. He celebrado sus triunfos en los tribunales. He leído algunos de sus libros. Pero hasta aquí hemos llegado. Y me apena.
«Confirmo, personalmente he sido oyente del enano durante muchos… Muchísimos años y nunca más lo volveré a escuchar el asco que le he cogido es ya irreconciliable. Ha estado día y noche insultando y vejando con el tema de la vacuna, vamos su estilo, a tomar por culo.
«Estuve en su día de acuerdo con mucho de lo que decía pero nunca me gustó su manera de destilar odio. Cuando empezó el discurso covinazi lo vi claro. Es un enano acomplejado y pichacorta cuya única forma de aumentar su ego es tratar a la gente como estúpidos».
Federico Jiménez Losantos ya no levanta cabeza. No está para presentar querellas sino para retirarse al desierto y hacer penitencia. No, oiga, no, los padres que no timo vacunan a sus hijos son unos buenos, magníficos padres; empezando porque esto no es una vacuna, sino un veneno de muerte. Vade retro.