Luis Bru.
La digital de referencia El Diestro da noticia de otra imbécil, es decir, alelada, escasa de razón, que es incapaz de establecer las más sencillas y evidentes relaciones causa-efecto.
Se pincha y le sale inmediatamente el coronavirus, y piensa la muy imbécil que la contagian, pero no por la jeringuilla. Se vuelve a pinchar y se vuelve a contagiar, pero no cae en la cuenta. Se necesita ser imbécil, es tan imbécil como Risto Mejide, el «coleccionista de variantes», como se define a sí mismo.
Dice sabiamente El Diestro que «lo de Nuria Roca con los contagios está resultando un tema tremendamente apasionante. Es más, diríamos que bastante sorprendente si tenemos en cuenta el sorprendente efecto que las “inmunizaciones” están tenido sobre ella.
«Veamos, el pasado 24 de junio, Roca, publicaba en su cuenta de Instagram esa fotografía a la que tanto nos hemos acostumbrado en los últimos tiempos, la de un famoso inmortalizando el momento en el que es inoculado. Viendo esta “moda” que se está imponiendo en todo el mundo, es posible que en breve inmortalicen, también, las mamografías, las visitas al ginecólogo, al dentista o incluso cuando se hagan un análisis de sangre.
«Pero es que la cosa no venía solo de ahí, pocos días antes, el 12 de junio, Roca tenía que suspender una actuación en Canarias e informaba, desde un hospital, a sus seguidores de esta forma: “Buenos días… Esta semana ha sido un tanto complicada… la fiebre y síntomas varios me han dejado el cuerpo baldado… pensé que aguantaba pero no he podido llegar a Canarias este fin de semana…”
«Hoy nos enteramos a pesar de estar “inmunizada”, ha vuelto a dar positivo y no podrá conducir su programa de televisión. Y a todo esto, tanto ella como su marido, Juan del Val, se han dedicado a vendernos las inoculaciones como si fueran la panacea. Parece que en esa “panacea” falla algo, ¿no?»
Fallar fallan las cabezas; la testa de Nuria Roca.