En declaraciones a los medios durante la visita a un centro de inmunización en Inglaterra, Johnson señaló que es hora de que el Gobierno «lo diga», aunque insistió en que este país no optará por «la coerción» a sus ciudadanos.
«Me gustaría decir que quienes hacen campaña contra la vacunación, la gente que pone esos galimatías en las redes sociales, están completamente equivocados», afirmó.
«Qué tragedia que teniendo toda esta presión sobre el NHS (servicio público de salud), todas las dificultades que nuestros doctores y enfermeros experimentan, haya gente por ahí esparciendo tonterías sobre la vacunación», agregó.
El Gobierno británico ha hecho repetidos llamamientos a los ciudadanos para que se pongan la vacuna de refuerzo, que ha tenido menos acogida que las dos anteriores, al igual que las ofrecidas a los niños de entre 12 y 15 años.
Según los datos oficiales, un 90,2 % de la población británica mayor de 12 años se ha puesto una dosis de la vacuna, un 82,6 % la segunda y un 60,1 % la dosis de refuerzo.
De acuerdo con los psicólogos del comportamiento, hay diferentes razones para no vacunarse: cuestionar si es necesario, seguro o eficaz; la preocupación sobre los efectos secundarios; pensar que uno mismo tiene poco riesgo de contraer la covid; desconfianza en los servicios públicos por razones históricas o la desinformación.
También hay personas exentas por razones médicas o que acaban de sufrir el virus y deben esperar un tiempo.
El Ejecutivo de Johnson confía en la vacunación como primera línea de defensa para combatir la ola de contagios causada por la variante ómicron y rechaza por el momento introducir nuevas restricciones sociales, a pesar de reconocer que hay «una considerable presión» sobre los hospitales.