AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños

Fontcalent, Alicante: Campo de exterminio

Redacción




Enrique de Diego.

Foncalent es una cárcel en las afueras de Alicante, en el Polígono Plá de la Vallonga, al pie de unas montañas, con un clima tórrido, en un paraje natural con un manantial que alimenta un pequeño lago. Allí, hace dos semanas, se vivió una escena que pareció sacada de los campos de concentración de la lista de Schlinder. Los totalitarios y los genocidas han depurado su técnica. Llegaron las enfermeras con sus impolutas batas blancas, desplegaron sus mesas y sus sillas, y fueron pasando, uno a uno, los 849 reclusos, en una cárcel sobresaturada, muy por encima de su capacidad real.

Ninguno se opuso, el preso tiene miedo a que le quiten sus pequeños privilegios o a que le lleven a una celda de aislamiento, y los matarifes cumplieron su función de criminales y se marcharon. Fueron vacunados con Janssen. Ya está: estaban todos inmunizados y muy por encima de la inmunidad de rebajo, el 100%. Los funcionarios, obedientes, también fueron inyectados. En marzo, Foncalent fue objeto de un brote de coronavirus, sin demasiada importancia, provocado como foco de infección por un sanitario. Y no hubo más.

Hasta que en el furor genocida de la timo vacunación fueron infectados. Los medios del sistema se empeñan en hablar de «brote» y aseguran que «se extiende» y «obliga a confinar». Todo mentiras. Foncalent es una prisión con una población reclusa teóricamente inmunizada. ¿Cómo es posible que 121 presos quince días después de la escena propia de la lista de Schlinder estén infectados de coronavirus? Pues porque ese personal sanitario genocida les ha infectado, les ha pinchado la proteína Spike en todo su cuerpo, en sus órganos vitales.

NO TE LO PIERDAS:   El desafío independentista catalán: El Gobierno, cómplice al no aplicar la Ley

De pronto, Foncalent se ha convertido en un campo de exterminio. Las fuentes de la dirección de la cárcel afirman que «se trata de enfermos y asintomáticos». Mentira doble. No existen los asintomáticos, ¿cómo va a darse esa extraña combinación de leves y asintomáticos? Los reclusos han sido confinados. No van a ser llevados al Hospital. Tendrían que darse demasiadas explicaciones de 121 enfermos. Se suceden las protestas internas, los presos golpean en las rejas y hacen ruido. Llega muy amortiguado al exterior; al fin y al cabo, son presos. Pronto se agravará la situación: 121 no es nada parecido a un brote, sino a una epidemia con todas las de la ley. Con su sistema inmunológico innato deteriorado, pronto empezarán las muertes. Es la lógica terrible del campo de exterminio.

Foncalent es la demostración de la inhumanidad de lo que se está haciendo, del genocidio que se perpetra cada día ante nuestros ojos.