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Epstein y Gates (1): Vidas Paralelas

Redacción




Guillermo Mas. 

Le contamos el secreto de Bill Gates sobre su amistad con Jeffrey Epstein y la relación de este hecho con la solicitud de divorcio que le ha presentado Melinda después de casi treinta años de matrimonio; en otras palabras, todo lo que quiso saber sobre la red de pederastia de hombres poderosos que gobierna el mundo y nadie le ha contado.

No, Melinda Ann French no es mucho mejor que su marido: la hemos escuchado, la hemos leído y sabemos que la fundación se llama “Bill y Melinda Gates” no por casualidad, y así parece que se va a quedar. En conclusión: el elitismo exterminador y los delirios eugenistas de William (Bill) Gates III —nieto del miembro de la “Sociedad Americana de Eugenesia”, William H. Gates e hijo de William H. Gates II, en su momento director de la “Planificación familiar”, más conocida como “Planned Parenthood”, y del que Bill Gates ha dicho: “Mi padre fue una gran presencia, tanto físicamente como en términos de su sabiduría”— son compartidos por su ex-esposa sin cambiar una coma de sitio ¿Se ha acabado el amor, entonces, como proclaman las revistas del corazón y de la bragueta estos días? Más bien se le ha caído la venda de los ojos a la ex-Señora Gates ante un impactante informe del “The New York Times” que relaciona a Bill Gates con el Señor de la Pornografía, el recientemente suicidado y más que “suicidable” (para algunas grandes fortunas en jaque, por todo lo que sabía y se ha llevado a la tumba), Jeffrey Epstein.

Jeffrey Epstein.

En palabras de Gates al “Wall Street Journal”, “No tuve ninguna relación de negocios o amistad con Epstein”; lo que contrastaba con las pruebas del The New York Times, que titulaba poco después: “Bill Gates se reunió repetidamente con Jeffrey Epstein”; y mostraba como Gates había volado junto a Epstein en su avión privado “Lolita Express” en varias ocasiones. Y no sólo eso, además de varias cenas “hasta bien entrada la noche” habría que añadir, como se puede leer en el excelente “Informe Corbett” —de obligada lectura para saber quién es en verdad Gates—, que “un nuevo informe describe las conversaciones con Gates y Epstein y una conexión con la Fundación de Bill y Melinda Gates. Una conexión entre su fundación y JPMorgan Chase para crear un fondo de caridad en beneficio de Epstein”. Se trataba de la “Global Health Investment Fund”, una empresa puntero en el desarrollo de información.

De nuevo en el “Informe Corbett”: “Joi Ito, director del Media Lab del MIT, renunció a su cargo después de que se descubriera que había ayudado a encubrir la identidad de Jeffrey Epstein como donante “anónimo» del laboratorio, informando a su personal de que una donación de 2 millones de dólares al laboratorio en 2014 que eran un regalo de Bill Gates dirigido por Jeffrey Epstein, según dijo”. The Wall Street Journal anadió que “Melinda Gates tenía preocupaciones sobre la relación de su marido con Epstein ya en 2013, cuando le planteó un ultimátum a su marido. Después de que él no cumpliera, ella se reunió con abogados de divorcio en 2019, diciendo en ese momento que su matrimonio estaba irremediablemente roto”. Esta reunión con los abogados coincidió en el tiempo con el informe de “The New York Times” sobre la amistad Gates-Epstein. No parece una simple cuestión de desamor, como muchos medios han querido hacer ver.

Según la portavoz oficial de Gates, Brigit Arnold, el motivo de las reuniones entre Gates y Epstein fue —no se lo pierdan—: la filantropía. Como lo oyen: un eugenista declarado y un pedófilo condenado tratando de ayudar al mundo con sus millones. No hace falta, de verdad, muchas gracias. Sin duda, estas informaciones hicieron mella en la relación, al punto de que en 2020 la pareja no asistió al “Foro Económico Mundial de Davos”, la Meca anual del globalismo, y poco después Gates dimitiría de sus cargos en su buque-insignia económico, la compañía “Microsoft”.

La conexión Gates-Epstein apunta a dos nombres:

  1. La neurólogo Melanie Walker, una trabajadora de la “Fundación Bill y Melinda Gates” desde 2006, pero cuyo anterior trabajo fue el de asesora de Jeffrey Epstein desde 1992, al que conoció cuando Epstein trabajaba de forma muy estrecha con Lex Wexner en “Victoria Secret».
  2. El físico Boris Nikolic, asesor científico de Gates, que fue el encargado de ejecutar el testamento de Epstein tras su suicidio en la cárcel después del descubrimiento de su red millonaria de pederastas que incluía a importantes políticos y otras gentes de relevancia social. Nikolic renunció a ejecutar su labor de albacea testamentario.
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Epstein contaba en propiedad con varias mansiones situadas en las Islas Vírgenes, donde preparaba sus orgías con invitados de alto nivel social y económico y niñas menores de edad. Según Philip Giraldi: “Epstein tenía en su poder un Libro Negro que identificaba a muchos de sus contactos sociales, y que ahora se encuentra en manos de los investigadores. Incluía catorce números de teléfono privados pertenecientes a Donald Trump, incluyendo el de su ex mujer Ivana, los de su hija Ivanka y de su actual esposa, Melania. También, revistaba allí los números de contacto del Príncipe Bandar de Arabia Saudita, de Tony Blair, Jon Huntsman, del senador Ted Kennedy, Henry Kissinger, David Koch, Ehud Barak, Alan Dershowitz, John Kerry, George Mitchell, David Rockefeller, Richard Branson, Michael Bloomfield, Dustin Hoffman, Kevin Spacey, la Reina Elizabeth y el Príncipe Andrés, el Rey saudí Salman, y Edouard de Rothschild”.

El apellido que hay que retener es el último de la lista: Rothschild. La periodista Laura Backes apunta: “Alan Dershowitz es un prestigioso jurista estadounidense. Amigo de Epstein. Lo conoció en 1996, en Martha ‘s Vineyard, la isla de vacaciones más exquisita de la Costa Este. Una conocida, Lynn Forester, futura lady Rothschild, fue quien se lo presentó, relata Dershowitz. «Lynn le buscaba contactos a Epstein por todo el país. Le presentó a Bill Clinton. Le abría puertas»”. ¿Y quién es Lynn Forester de Rothschild? Asesora de la ONU, fue la protagonista de un proyecto conjunto con el Vaticano llamado “Capitalismo inclusivo en el Vaticano”. A Lynn Forester de Rothschild la hemos visto posar junto al Papa Francisco en la “Santa Sede” acompañada de tantos otros grandes capitalistas, y es una de las personas mejor relacionadas —es decir, más poderosas— del mundo, amiga íntima de los Clinton y que recientemente ha dicho: “El Covid 19 cambiará el capitalismo para siempre”.

Mañana contaremos el resto de detalles de esta historia, cuyos dos protagonistas levantan un sendero de putrefacción por donde pasan y cuya efigie sólo puede ser calificada como propia de una figura siniestra, por envolver en sombra cuanto toca.

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