Ignacio Fernández Candela.
A estas alturas de la farsa mundial del coronavirus, cuantos sabemos que nuestros seres queridos fueron asesinados mediante un protocolo de eutanasia encubierta con saturación de cloruro mórfico, observamos con repugnancia la teatralización de la pandemia y el objetivo encubierto de las medidas liberticidas. Poseemos la certeza de que la persecución de los Médicos por la Verdad y de cuantos profesionales de la Medicina denuncian la conspiración para reducir la poblacion mundial forman parte de la misma planificación que urdió en laboratorios chinos el detonante artificioso de la Covid 19, conformó el estado de alarma permanente, compró los medios de comunicación y programó una vacunación masiva contra un enemigo invisible-en realidad inexistente pasado el golpe efectista de la declaración de pandemia universal que nunca fue-, salvo en la maldad satánica que pergueñó la anormalidad maquinada bajo las premisas de genocidio del Nuevo Orden Mundial.
Un programa satánico de transformación cuyo fin último es el exterminio de las generaciones veteranas, la eliminación de los valores por los Derechos Humanos, y la dominación de una masa menguada y aborregada, plácida y sumisa ante los maléficos propósitos de reseteado, incluidos los del genocidio,y el empobrecimiento controlado de las clases medias, bastión social de la evolución en las convivencias de prosperidad que hoy se pretenden destruir.
Plantadas las bases de la desestructuración en las sociedades occidentalizadas con el pretexto de un virus, se da paso a la esterilización y sometimiento de los países cuyos dirigentes han traicionado a miles de millones de ciudadanos prestos al engaño sobre la inoculación de vacunas, cuyas responsabilidades y consecuencias se han convertido en impune patente de corso para llevar a cabo un nuevo capítulo de genocidio, culpando esta vez a la población de sus propias irresponsabilidades y quedando expedito el camino hacia la vulneración perpetua de las libertades democráticas.
La doctora María José Martínez Albarracín y miles de valientes sanitarios que no se doblegan ante el mal universal de estas satánicas y generalizadas conspiraciones contra el conjunto de la Humanidad, advierten de la mortífera vacunación que justificará interminables olas de coronavirus. Y cabe sospechar que si quedaran en evidencia las artimañas de estos auténticos hijos de Satanás minoritarios que han comprado millones de esbirros para la causa del engaño, otro efectista virus podría irrumpir no obstante los laboratorios de armas bacteriológicas trabajan en este teatro de mortal universalidad simultaneados con los fabricantes de vacunas que ya las habían elaborado antes de que saltara la alarma de la epidemia inventada.
Con semejantes antecedentes los medios de comunicación criminales, prostituidos al servicio holístico de este Diablo apocalíptico, incitan a vacunarse siendo reos criminales de esta obra de maldad que está matando a cuantos, sin saberlo, se creen algo de este pandemónium que cada vez es más sospechoso del mayor crimen de lesa humanidad que unifica las peores épocas del estalinismo y el nazismo compartiendo el NOM las raíces pútridas de las peores lacras del mundo en exterminación de seres humanos. Hitler y Stalin eran aprendices frente a estos psicópatas descritos en el Apocalipsis.
Que todos estos Demonios lo pagarán cuando se les agote el tiempo de libre albedrío terreno es seguro. Aquí solo queda atender a la lógica de cuantos denuncian el plan que conlleva la vacunación masiva, observando el artificio pandémico y los ocultos intereses de cuantos se han vendido para provocar un genocidio. El mismo que mató a nuestros padres y decenas de miles de inocentes que se reactiva con unas vacunas experimentales capaces de crear colapsos programados, incluso dicen que mediante adelantos nanotecnológicos que hasta el Pentágono está preparado para controlar el coronavirus y la libertad universal con un agente artificial introducido en los cuerpos. Las vacunas y el número de la bestia en la frente, el control absoluto de Satanás sobre la Humanidad no es una casualidad de estos tiempos oscuros largamente vaticinados.
Desde una perspectiva holística como real, los días del Demonio desatado sobre la Tierra han llegado, pero esta lucha la ganará el Bien. Siendo Dios el Alfa y el Omega, la dominación satánica es ilusoria hasta que llegue su derrota… En tanto, de un modo más cotidiano, el que repercute sobre la vida y la muerte controlada por estos hijos de Satanás, reflexione sobre el hecho de no saber qué le inyectan, atienda a los expertos no comprados, apague las televisiones mercenarias del terror y piense en sus seres queridos para comprender que no hay casualidad en este programa de estafa universal. Si le parece raro lo que sucede absténgase de seguir al rebaño obediente que se dirige a la aniquilación. El término peyorativo de negacionismo fue pensado a la vez que se calculaban las reacciones contra este engaño del averno sobre la Tierra. Piense.