Ignacio Fernández Candela.
Amado Padre:
Siguiendo las advertencias de los milagros Marianos, principalmente los de la Virgen de Fátima, y recordando a Juan Pablo II como defensor de la Justicia Divina y terrena frente al comunismo, debemos colegir que tanto la Virgen como el añorado Papa combatían a Satanás sobre la Tierra. Y no al comunismo primigenio sino a éste globalizador, más satánico en estos tiempos en que la Bestia se ha aliado con la codicia del NOM, diablos todos de esta época apocalíptica. El Mal satánico es al comunismo y sus cómplices como el Bien pertenece a la resistencia en nombre de Dios.
Por sus obras se han dado a conocer. Quedan pues perfectamente identificados los íncubos terrenales desde sus más ínfimas pero carroñeras influencias hasta las más poderosas, notándose, particularmente, en mamarrachos como Iglesias o Sánchez el advenimiento de sus carreras endiabladas desde los más rastreros orígenes personales : uno como el otrora muerto de hambre, mediocre profesor de la Complutense catapultado por el narcotráfico al poder político y el otro impulsado, por detrás como se catapultan los traidores, con una poco digna andadura en las saunas gay tomadas por el sectarismo y el arribismo del socialismo cavernario de Madrid. Entrambos mamarrachos venidos a más por fulleros y forajidos sin valor moral: proselitos, pringados, perfectos para caer en las tentaciones de Belcebú.
De todo el ideario comunista, por sucio, tramposo y maléfico, advertía el prodigio mariano y la sensatez de Juan Pablo II que, a diferencia del íncubo al servicio de Satanás que representa el montonero argentino Bergoglio, no se aliaba con engaños para beneficiar a las huestes del averno sobre la Tierra.
El mal de la Bestia ha quedado identificado con el manido comunismo de la carroña humana y no solo en España pues se trata de un universal plan: el que esperaba un nacimiento de ignorantes a los que embaucar en esta regeneración satánica del estalinismo del siglo XXI, también auspiciado por el NOM y la China roja que ha facilitado la excusa de la esclavización con el artificio del Coronavirus, junto a una pandilla de desalmados multimillonarios dispuestos a manipular instaurando y financiando el reino del Diablo sobre el mundo. No obstante son evidentes las adoraciones de cuantos han vendido de algún modo su alma para conformar parte de ese plan de dominación terrena. Identificados los causantes de la malignidad no es extraño que el Apocalipsis anuncie la desaparición de tres partes de la Humanidad para repoblar de diablos el Infierno del que han desencarnado. Tres partes de inmundicia comunistoide, Papá, de influyentes satánicos y cuantos imbéciles secundan el desorden natural de los géneros, el ataque a los designios divinos, la hipocresía de las almas pútridas y la complejidad de las codicias que se creen amos del universo siendo solo polvo destinado al polvo.
Y en esa esperanza de Justicia universal y predestinada se espera la aniquilación de tantos satanes confiados en sus iniquidades y ventajismos. De uno en uno y a patadas rebozados en azufre. Amén.
Te extraño sin descanso, Papá.