Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.
“Bond me ha dado una gran independencia económica y un buen sistema de vida, hasta el punto de permitirme elegir os guiones de las películas y mis propios papeles en el cine (…..)
Me gustó mucho mi papel en El nombre de la rosa y en El hombre que pudo reinar, por mis formidables relaciones con Michael Caine. Los quince últimos minutos de la película de Sidney Lumer La ofensa están entre lo mejor que he hecho en toda mi carrera“.
SEAN CONNERY
Sean Connery nació en Edimburgo, una ciudad escocesa el 25 de agosto de 1930, su verdadero nombre era Thomas, y hasta su entrada en el mundo del cine tanteó diversos oficios, desde la Marina Real, la albañilería, el fútbol …hasta que de la mano de un buen amigo se presentó al concurso de Mister Universo representando a Escocia. Fue el inicio de su carrera en el mundo del espectáculo.
Y no fue un camino fácil, desde 1954 – su debut – hasta 1962, nada hacia presagiar su futuro estrellato. Fue uno más del extenso reparto de El día más largo, cometió el error de rechazar el papel de Fáñez en la mítica El Cid (Anthony Mann).
Pero en 1962 llegó Bond, James Bond.
Los productores Broccolo y Salztman habían comprado los derechos del personaje creado por Ian Fleming. Bond no es un policía clásico, ni es cine negro, es un caballero, un aristócrata metido a detective. José Luis Garci lo expresó a la perfección: “A detectives como Spillane el portero del local siempre les pide la placa, a Bond le abren la puerta, le hacen una reverencia y le sirven Dom Perignon “.
Fleming había pensado en actores elegantes y veteranos como David Niven, Cary Grant, James Mason o James Stewart. Hubiese sido un estilo diferente de películas.
Pero 007 contra el doctor No, dirigida por Terence Young y con la bellísima Ursula Andress inaugurando la serie de las chicas Bond se convirtió en un monumental éxito de taquilla y en el inicio de una de las series de películas más taquilleras y populares de las últimas décadas.
Agente oo7 con licencia para matar y al servicio de SM británica, un detective seductor, un erotismo colorista, los créditos de presentación, la acción a raudales en los lugares más exóticos del mundo y unos malvados de gran personalidad que servían de contrapunto a héroe.
Sean Connery fue el mejor Bond, o más aún el que moldeó la imagen del personaje y creo sus características. Después vino el elegante y simpático Roger Moore que supo dar un toque casi autoparódico, y luego el resto: Pierce Brosnan, Daniel Craig ..,con películas que ya eran superproducciones.
Desde Rusia con amor, Operación Trueno, Goldfinger, Diamantes para la eternidad … Connery se convirtió en mito y en estrella, aparte de hombre millonario, amante del golf, la vida feliz y su familia ( aunque el matrimonio con Diane Cilento, madre de su hijo Jason, terminaría en divorcio).
Sean Connery, sin embargo, no quiso limitarse a ser Bond, sin renegar del personaje no quiso limitarse a vivir de sus rentas y ya desde 1964 exploro otras películas, otras historias …
La mujer de paja de Basil Dearden – con Gina Lollobrigida – , la extraordinaria Marnie, del gran Hitchcock, con Tippi Hedren, fueron la prueba del talento del actor, de su personalidad, de su carisma, de su presencia cinematográfica.
Con Diamantes para la eternidad 1971 Connery se despidió de Bond ( aunque hubo de regresar en 1983 con la única de la serie que no pertenece a la producción Saltzman- Broccoli : Nunca digas, nunca jamás, con las bellísimas Kim Basinger y Barbara Carrera ). Y su carrera, lejos de desvanecerse, cobró un nuevo brillo: Zardoz, de John Boorman, Asesinato en el Orient Express, de Sidey Lumet o la ya mencionada La ofensa, también de Lumet, un thriller seco y duro que sigue siendo uno de sus mejores trabajos interpretativos.
Connery envejecía, además, con elegancia y más carisma si cabe, por eso obtuvo el óscar en 1987 como actor de reparto por Los intocables de Elliot Ness, de Brian de Palma (Kevin Costner era el protagonista, fue el padre de Indiana Jones en Indiana Jones y la ultima cruzada, de Steven Spielberg, robando escenas al mismísimo Harrison Ford .
Los éxitos en el cine de acción no tenían fin: La caza del Octubre rojo, de John McTiernan, La roca, Los últimos días del Eden , y en un estilo diferente el best seller literario El nombre de la rosa, 1986 de Jean J. Annaud.
Pero junto a Bond y a la maravillosa Marnie, Sean Connery tiene en su carrera tres joyas casi seguidas en la temporada 1975-1976.
El viento y el león, de John Milius, con Candice Bergen y Brian Keith ( en el papel de Theodore Roosevelt ). Es aventura en estado puro, la obra maestra de Milius con un lema inolvidable: entre el viento y el león está la mujer, por ella medio mundo ira a la guerra.
El hombre que pudo reinar, de John Huston, con Michael Caine adapta un relato de Rudyard Kipling que estuvieron a punto de rodar Bogart y Gable en los años cincuenta. Héroes. Éxitos, fracasos, nobleza, ambición, todo el universo personal de Huston brilla en esta película llena de vida y vigor.
Robin y Marian, de Richard Lester, con Audrey Hepburn es otra obra maestra. Robin Hood ya veterano vuelve a encontrarse con Lady Marian para vivir un último romance, una última aventura. Historia crepuscular, romántica y llena de momentos excelentes, la película demostraría por si sola el inmenso talento de Sean Connery como actor.
En 1992 y en la histórica editorial CILEH, protagonista de la edición de libros de cine en los años noventa, tuve la oportunidad de publicar una biografía de Sean Connery. Uno de mis primeros libros, de gran formato y con docenas de fotografías al estilo de la serie norteamericana de CITADEL.
Sean Connery ha muerto a los noventa años el 31 de octubre de 2020. Sus películas y su recuerdo no morirán jamás.