Enrique de Diego.
Eres, Pablo Iglesias, un mequetrefe, un cobarde y un bocachanclas; en resumen, un mierda y una escoria. Que te escondas tras la Guardia Civil, tras un despliegue policial con más guardias civiles que manifestantes y al final te cortan la calle para que llegue a tus delicados y comunistas oídos la cacerolada del pueblo, de tus vecinos de Galapagar; como en Alcorcón tus hordas han reventado la justa ira del pueblo. No te han hecho un escrache, han paseado pacíficamente junto a tu mansión con sus cacerolas, las armas que tienen en sus dignas manos, no como las tuyas, indignas de toda indignidad, que no han dado en su vida un palo al agua. Esto no ha hecho más que empezar y la Guardia Civil se ha cubierto de oprobio y de caca.
No tuviste tu día, bocachanclas, cuando afirmaste con desparpajo y chulería, defendiendo los escraches, que «ya era hora de que la derecha probara de su propia medicina» porque «lo que pasa es que los ciudadanos ya están hasta el gorro de los escasos sistemas de participación en nuestro sistema» y los escraches son la interpelación directa a las élites -apúntate el cuento, porque la élite eres tú. y no has mejorado los escasos sistemas de participación, los has empeorado, los has triturado, los has pisoteado, nos has confinado, arruinándonos, cuando tú apañera la descerebrada Irene Montero -tiene la desfachatez de gastarse 350.00 euros en la exposición «Milicianas republicanas», cuando nos vais a llevar al hambre- montó el aquelarre del 8 M, donde el coronavirus se dio un festín y aumentó exponencialmente las muertes y el sufrimiento y la ruina. ¿Nos has tomado por gilipollas? El gilipollas eres tú, aunque te gana Monedero. Te crees que no nos hemos dado cuenta de que nos habéis confinado porque no tenías de nada, para los sanitarios y para los guardias civiles, ni batas, que las han tenido que improvisar con bolsas de basura, y no tenéis, chapuzas, degenerados, test salvo para tú apañera. que ni se sabe los que le han hecho. Y nos habéis confinado como a chinos, como tiranos de pacotilla, habéis parado la economía y nos habéis llevado a la miseria. Poco te hacen para tú infinita responsabilidad, que bien te merecías una somanta de «jarabe democrático» de «los de abajo», los que más van a sufrir las consecuencias de tu proteica ineptitud y tu responsabilidad rayana en la locura, porque todo lo que nos habéis hecho vivir, y lo que viene, sangre, sudor y mierda, es de locos, cual si estuviéramos gobernados por locos.
Te las das de politólogo y no sirves para nada, nadie necesita un politólogo, precisa un fontanero y un electricista, pero los politólogos os dedicáis a liar a la gente con chorradas que no sirven para otra cosa que para repartir pobreza y miseria. Pobre de espíritu, mentecato, coletas, chepudo, la primera medida que habría que adoptar si salimos de ésta, en la que nos habéis metido contra nuestra voluntad, sería cerrar la facultad de políticas, que huele a porro que tira para atrás y esta llenas de grafittis que es una asquerosidad.
Mira, capullo, te vas a ir más pronto que tarde y te vas a llevar la engendro de Echenique ni la monstruo ese de la Yoli que se cree su retórica y que poniendo en el BOE que no se puede despedir a la gente durante seis meses todo arreglado, y le ríen las gracias los mamones de los sindicatos y los chupópteros de la patronal, y ni pagas los ERTE, con su nariz ganchuda. No vas a hacer la revolución bolivariana con la que soñabas en la cafetería de la Universidad, cuando aspirabas a ser casta, término que me robaste, para ser casta pestilente tu apañera y tú y Lilith Verstrynge. No tienes agallas, no tienes media leche. Tú de purgas, la de Benito y pare usted de contar.
Hemos empezado la rebelión con cacerolas, pero cuando el pueblo tenga hambre física y no funcione Cáritas ni el Banco de Alimentos ni la Cruz Roja, la ira del pueblo se volverá contra ti, cuando no tengan el pan para sus hijos, cuando tú renta mínima vital no llegue, cuando los funcionarios vean mermar sus honorarios, cuando la sanidad pública no pueda sostenerse, cuando tengas que dar el hachazo a las pensiones, cuando venga el corralito, entonces la santa indignación del pueblo desesperado se volverá contra ti y entonces no habrá Guardia Civil que te defienda y tras la que esconderte. La infinita ira del pueblo desesperado te ajustará cuentas.