Javier de la Calle.
Ante el espectáculo que estamos viendo con el Estado Mayor de la Guardia Civil y su general con las declaraciones que hoy se han materializado en un escrito del pasado 15 de abril que demuestra la veracidad de sus palabras, nos queda la esperanza de la honorabilidad de la inmensa mayoría de guardias civiles que son leales al Estado de Derecho y que no tragarán con convertirse en la Stasi española, como ocurrió en la RDA en 1950.
Actitudes como la de este general son consecuencia directa de la ambición que adquieren al ingresar en la Benemérita como oficial con apenas 25 años y vivir con la obsesión de llegar a general (que los nombra el Gobierno de turno a dedo) y los que llegan, como este señor, cambian ese objetivo por ser DAO, como teniente general, y para ello hay que agradar a los gobiernos de turno.
El sistema hoy es peor que cuando ingresó el general Santiago, ya que él tuvo que opositar teniendo tan solo Bachiller Superior y selectividad y hoy pasan del Instituto, con 18 años, a la Academia General por nota de Selectividad, sin oposición alguna y hasta los 23 años de edad, lo que, además de ser más fácil para el Estado moldear sus cerebros, les da una ventaja para llegar a coronel, y por tanto a general, que los que ingresan desde abajo no tendrán, algo que en el Cuerpo Nacional de Policía no ocurre, ya que para ingresar en la escala homóloga con la de oficiales, hay que opositar sin ese límite de edad y con un título universitario y la carrera por ser comisario es en igualdad, no algo reservado a unos pocos que lo intuyen como posible desde su ingreso.
Al final, las lealtades quedan claras hacia quién quedan dirigidas y la diferencia entre los mandos del CNP y la Guardia Civil. Quizá para la Guardia Civil ha llegado la hora de adaptarse al siglo XXI y copiar el modelo de ingreso y promoción del CNP.