Editorial.
Las medidas que adopta el retórico Pedro Sánchez llegan tarde y son desproporcionadas. Tarde porque se debieron cerrar las fronteras cuando Italia se convirtió en el epicentro europeo. Tarde porque se debieron prohibir los actos público antes del 8 M. Tarde porque se debieron adquirir los kitch de diagnóstico y los medios de protección personal con tiempo. Tarde porque los madrileños y los vascos ya se han trasladado a su segunda residencia. Se ha actuado con una ineptitud supina.
Pero las medidas son desproporcionadas, creando un problema muy superior económico. Con 4.231 contagiados y 121 fallecidos, a la hora en que se escribe este editorial, muchos de ellos con otras patologías, se puede mandar al paro a 3 millones de contratos temporales, al cierre a muchas empresas, a muchos establecimientos, de manera innecesaria. Tras la ineptitud, se va hacia la histeria, que es lo que sucede cuando no se toman las medias a tiempo. Nuestro sistema económico no va a soportarlo, no va a haber impuestos para mantener el edificio estatal, y va a aparecer el hambre.
El Gobierno y la oposición se equivocan gravemente decretando el estado de alarma y muchos más prolongándolo.