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Hacia el fin de la globalización: Cerrar las fronteras, ya

Redacción




Editorial.

El mundo no será igual tras el coronavirus; habrá un antes y un después; la OMS, que ha reaccionado tarde, avisa de que hay que estar preparados para una «potencial pandemia». La enfermedad se propaga a velocidad de vértigo; se calcula ya 80.000 infectados en 34 países. En Italia, en una nación de la vieja Europa, se contabilizan 7 muertos y 229 infectados. En Irán se han reconocido oficialmente 15 muertos, pero un parlamentario de la ciudad de Qom habla de 50 muertos. En China, las cifras no son fiables, bajo una tiranía comunista, que no ha informado del origen de la pandemia. En Corea del Sur se reportan 8 muertos y 833 casos. En Japón, Francia, Filipinas, Taiwan, Kuwait, Afganistán, Irak, Líbano, Israel y Barein se han detectado casos. Hay naciones que para preservar sus poblaciones han cerrado sus fronteras con China como es el caso de Rusia; respecto a Irán han cerrado las suyas Turquía, Pakistán, Jordania y Armenia.

En Italia, los barcos de las ONG que han desembarcado inmigrantes han sido puestas en cuarentena. Una medida que debió adoptarse mucho antes y que indica la frivolidad e irresponsabilidad con la que han funcionado nuestros gobernantes, sometidos a las élites y que han vivido en el sesteo de una falsa utopía.

Ante la rápida propagación del coronavirus, ante el riesgo de una «potencial pandemia», que nosotros vemos ya, los burócratas de Bruselas, implicados de hoz y coz en el proyecto globalista piden, contra toda lógica, que se mantengan abiertas las fronteras. Las bolsas de un mundo irreal se hunden, mostrando los fallos y males del capitalismo.

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Es preciso, es urgente, el cierre de nuestras fronteras, ya. El Gobierno atenazado por lo políticamente correcto permanece paralizado ante lo que se nos viene encima. No se adoptan medidas eficaces reales. Ya no bastan con cataplasmas, ni con el discurso oficial tranquilizador. Hay que defender a la población española de los riesgos. No se puede actuar con tanta irresponsabilidad. Italia lo está pagando caro. España puede pagarlo si no se actúa con decisión y contundencia, ya. Más pronto que tarde.