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La traición de Inés Arrimadas

Redacción




Miguel Sempere.

Inés Arrimadas fue la más votada como candidata a la presidencia de la Generalitat el 21 de septiembre de 2017. Su victoria fue sin paliativos. Obtuvo 36 diputados. Concentró el voto constitucionalista llevando al PP a la marginalidad y dejando al PP sin grupo parlamentario, proceso que en Ciudadanos pensaron que se repetiría en todo el ámbito nacional. Es notorio que no fue así, a pesar de la gran traición de Inés Arrimadas que abandonó Cataluña para venirse a Madrid. Una ausencia especialmente sentida porque en torno a Inés Arrimadas se había concentrado el voto constitucionalista, y que Lorenta Román y Carlos Carrizosa, no han pedido llenar, aunque sólo sea por falta de notoriedad. Inés Arrimadas ha dejado huérfano al constitucionalismo en Cataluña en el peor momento: las encuestas dan un descenso de Ciudadanos de 33 diputados a 14 y 15, y esa tendencia no ha hecho más que empezar.

Pero antes de esa, y considerándola partícipe de las decisiones de Albert Rivera, Ciudadanos planteó un artículo 155 claramente orientado a sus intereses personales, y no a los de la nación, que tenía como finalidad la convocatoria de elecciones, a cambio de dar su apoyo a Mariano Rajoy. Una decisión absurda para los intereses de la nación: en caliente, con todas las heridas abiertas, Ciudadanos se aseguraba la concentración del voto constitucionalista en Inés Arrimadas, pero la prudencia aconsejaba una intervención en la Generalitat larga, más prolongada, más de fondo, no para resolver un problema puntual. Ciudadanos se encontró ganador de las elecciones pero el poder fue entregado a los independentistas y se dio acceso a Quim Torra a la presidencia.

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Desde esa lanzadera, empezó una diáspora de ese grupo de barceloneses a los que había tocado la Lotería de un partido, y que no se lo iban a dejar arrebatar. Inés Arrimadas se fue a Madrid, José Manuel Villegas, a Almería, Fran Hervías, a Granada, y Juan Carlos Girauta, a Toledo, dejando desasistida Cataluña. Salió bien la jugada en un primer instante, pero en vez de apoyar a Pedro Sánchez evitando los acuerdos con los nacionalistas, decidieron echarle en brazos de la «banda». Repetición de elecciones y desastre electoral: diez diputados y todos los sueños rotos. Dimisión de Albert Rivera e Inés Arrimadas asumiendo una herencia penosa, con una ejecutiva y unas formas que suenan a más de lo mismo.

Por eso, por tantos fallos, Inés Arrimadas no es creíble, no ha resultado para nada creíble en el debate de investidura definitivo de Pedro Sánchez. Inés Arrimadas, con su partido en la irrelevancia, resulta innecesaria, una repetición del PP y de Vox, una voz irrelevante. Su traición se mueve en el terrible terreno de lo objetivo.