Virginia Montes
Según los sondeos, Ángela Merkel recibirá un nuevo varapalo, tras el desastre de Mecklemburgo Pomerania hacia quince días, en las elecciones de Berlín, que se celebran este domingo. La CDU obtendría el 18%, desde el 23% actual. Además, seguramente abandonará el poder que comparte con el SPD.
Berlín es una ciudad “progresista” que lleva siendo gobernada quince años por los socialdemócratas SPD. Los socialdemócratas serían los más votados, con una horquilla entre el 21 y el 24%, lo que representaría una bajada de cinco puntos. También podrían subir Los Verdes, hasta el 18%, y el partido de izquierdas Die Linke, 14%. Los socialdemócratas ya han lanzado indicios de que romperán su coalición con la CDU para oscilar hacia Los Verdes.
De todas formas, el máximo interés informativo está puesto en el resultado que obtenga AfD. No se espera un resultado tan rotundo como en Mecklemburgo Pomerania, donde superó el 20% y se puso por delante de la CDU. Pero el Berlín “progresista” se considera aún más significativo. De ahí, que el alcalde Michael Müller, del SPD, haya sacado la artillería gruesa y haya recurrido a los complejos de culpa: un resultado positivo de Alternativa por Alemania “sería visto en el mundo entero como el signo de la vuelta de la extrema derecha y los nazis”.
Los sondeos dan al AfD una horquilla entre el 10 y el 15%, lo cual haría saltar todas las alarmas porque pondría en una situación alentadora a ese partido de cara a las generales a celebrar el 14 o el 14 de septiembre de 2017, al tiempo que dispararía las contradicciones internas dentro de la CDU donde Ángela Merkel pasa por su peor momento.
Berlín, que ha hecho del cosmopolitismo su seña de identidad, es una ciudad problemática: los casos de corrupción en el nuevo aeropuerto han retrasado su apertura hasta el próximo año, tiene una deuda elevada de 59.200 millones de euros, lo que la convierte en un lastre, y tiene altos índices de criminalidad, paro y pobreza.