Luis Bru.
No dejes nunca que la realidad te estropee un buen reportaje. He aquí la máxima de todo el periodismo sensacionalista. Tras su gloriosa metedura de pata, cogida la linde por Eduardo Inda, sale al quite Carlos Cuesta. Su segundo, De traca. Carlos Cuesta habla muy rápido para no decir nada, cuando escribe no da una. El artículo se titula “Marlaska podía cenar en el comedor del Ministerio pero prefirió irse a Válgame Dios mientras ardía Barcelona”. Y no hay por dónde cogerlo, empezando por lo de “ardía Barcelona”, que queda bien como metáfora, pero es un clara exageración para 250 contenedores con un coste de 350.000 euros.
Pero este Nerón en que quieren convertir a Fernando Grande-Marlaska no da, ni Válgame Dios, bar de copas que si no estaba de moda lo van a poner los de Ok Diario, para una orgía mientras arde Barcelona. Lo que tenía que haber hecho el ministro era llamar a Telepizza. Esa es la conclusión del delirante artículo con ínfulas informativas. “Marlaska ha asegurado que se fue para comer una hamburguesa y regresar rápido al despacho. Es más, ha afirmado que no dispone de catering en el Ministerio. Pero lo cierto es que puede comer en sus estancias sin ningún problema. Su Ministerio puede encargar comida para situaciones como la vivida la noche del miércoles o para organizar cualquier evento. Y no necesita tener una partida de catering para poder cargar esos gastos. Es más, cuenta hasta con comedores privados en su vivienda en la planta alta de la sede principal de Interior”. ¡Válgame Dios, va a poner el Ministerio del Interior de moda y van a volar los mojitos!
“El Ministerio cuenta con comedores y cocina que atiende ese tipo de situaciones en caso de necesidad. En el Ministerio siempre se han servido comidas por emergencias, como la que se ha vivido en Barcelona, o las que se viven habitualmente por nevadas, o las que se vivieron durante el 1-O de 2017. Se puede encargar a un servicio del Ministerio que prepare comida por encargo. Y habitualmente se le ha pedido en estas situaciones de emergencia que deje cena para la noche. Pero, por otra parte, existe la posibilidad de encargar comida. O pedir el servicio que sea, un Glovo o un Deliveroo. Todo ello se puede hacer desde allí. Sin contar, además, con el hecho de que muchas veces, por velocidad o porque es más práctico, se baja al restaurante La Nicoletta a coger pizzas o lo que haga falta para pasar una noche de emergencias”.
Vamos, que la opción está entre el telepizzero y La Nicoletta, que vaya ganas de irse al Válgame Dios. Carlos Cuesta es tan torpe en su defensa de La Nicoletta frente al bar de copas en Chueca –que menuda promoción le están haciendo, con Losantos leyendo la carta- que, al final queda bien el ministro. Dixit Marlaska: “Ese servicio permanente estaba establecido hasta que llegué al Ministerio, y entendí que era un gasto indebido y que los fondos públicos podían ahorrarse”. Remacha el metido a sensacionalista Cuesta: “Y efectivamente como servicio permanente ha sido eliminado”.
Pero no dejes nunca que la realidad te estropee un buen reportaje o una mala foto. Carlos Cuesta cumple la máxima a la perfección, el encargo del jefe Eduardo Inda: “Allí tiene a su disposición un comedor privado. Pero es que además su vivienda cuenta con una escalera de caracol que le comunica con la planta anterior en la que hay un comedor institucional para 30 personas y otro, también oficial pero más pequeño, con capacidad para seis personas. Así, incluso si quería tener más intimidad, podía cenar en su vivienda y haber bajado de vez en cuando a la planta anterior para comprobar la situación. Incluso si tenía antojo de hamburguesa, podían habérsela preparado en la cocina o traído de cualquiera de los sitios cerca del Ministerio donde hay hamburguesas, como el Hard Rock”.
La mejor opción es, sin duda, el telepizzero; la segunda, La Nicoletta. La peor es Válgame Dios y encima tomñandose un mojito. Por de pronto, los mossos –por primera vez y sin que sirva de precedente- están coordinándose, la Generalitat entrando en contradicción. La cuestión es si el ministro estuvo desconectado en Válgame Dios cuando se tomó la hamburguesa y el dichoso mojito, si hay o no cobertura en bar de copas, que ahora si lo han puesto de moda.
Y encima sale también al quite el subalterno Losantos, en plan abuelo porreta, que es lo suyo, comparando la foto de Marlaska con la de Fraga en Palomares, bañándose para mostrar que las aguas no estaban contaminadas por las bombas atómicas. ¡Qué desmesura, Válgame Dios! ¡Ha perdido el Oremus el pivot de Orihuela del Tremedal! Más le valiera a Losantos poner orden en sus cuentas, en vez de estar quebrado. Claro, que después de ver a Eduardo Inda editorializar sobre los paralelismos entre el director general de Emergencias murciano yéndose al teatro y Marlaska a Válgame Dios cualquier cosa es posible. ¡De traca! ¡Para mear y no echar gota!
Se ha escrito no un crimen, como Angela Lansbury, simplemente una de las página más amarillas del periodismo español. Y van muchas. A Eduardo Inda no le queda crediblidad. Es el rey de las fake news español. Y Carlos Cuesta, el pobre, ha hecho de sicario del jefe. ¡Para los de Ok Diario Marlaska no puede dormir ni ir a ducharse! Penoso.