Enrique de Diego.
¿Te has vuelto tonto o es la culminación de tu proceso lógico, Juan Manuel? Como autor te llegó pronto el triunfo mundano y dices que ahora quieres reverdecer los laureles, pero no eres otra cosa que un escritor tedioso cuyos libros son recomendables como antídoto contra el insomnio. Se te puede reconocer cierto dominio del léxico, pero tus novelas carecen de estructura, ritmo y energía. No hay genio ni talento y lo sabes. Dicho en términos literarios, eres pesado, muy pesado.
Lo peor es que no eres más que un orondo acomodado del sistema, destilando dosis aceptables de reaccionarismo católico, aunque no eres ni un Joseph de Maistre ni un Donoso Cortés, sino un simple bufón del sistema, con una empanada mental superlativa. Eres patético, Juan Manuel. Has empeorado y mucho con el tiempo.
Te has ido a Barcelona y te han concedido una entrevista en La Vanguardia, que ya no es vanguardia de nada, salvo de quien la subvenciona, y no se apellida española, y has hechos unas declaraciones, que si te las han reflejado bien indican una inquietante perturbación mental y una ignorancia supina. No tienes ni la más remota idea de historia de España, ni de pensamiento político, pero no te faltan maneras de pelota. La cuestión es que juegas, pedazo de estúpido, con cuestiones muy serias y con una frivolidad pasmosa.
Veamos si algún lector se aclara con tu esquizofrenia intelectual:
- para mí, la separación de Catalunya sería una tragedia monstruosa, el mal absoluto, como si mi madre o mi hija renegaran de mí. Amo a Catalunya y su cultura”
- partiendo del pensamiento tradicional hispánico, lejos de las premisas del pensamiento moderno de corte liberal, España no se formó de 17 pueblos que cumplían las mismas condiciones, esa monserga de ‘libres e iguales y os jodéis’, España se formó como una ‘nación de naciones’.
- Creo que Cataluña no tiene derecho a la autodeterminación porque no ha sido invadida ni ha lugar a una restitución de una independencia anterior. Pero lo que hicieron Felipe V y luego el Estado liberal fue castigar a Cataluña, asfixiarla, ignorando brutalmente su especificidad.
- Catalunya es una nación como una catedral, con una cultura, una historia descomunales. ¿Cómo puede negar eso alguien? ¿Qué es eso de querer la uniformidad, cargarse la realidad? Cataluña tiene derechos históricos como pueblo.
- Ya resulta paradójico que los liberales, que permiten el aborto, el divorcio o el cambio de sexo, no permitan el cambio de Estado.
- Para mí la razón es otra: la independencia de Cataluña no responde a su ser histórico, que es encajarse como una nación plena dentro de España. Y además, los poderes internacionales ya han decidido, al contrario que con Kosovo –que les interesaba para alejar a Rusia de Yugoslavia– que no quieren que Cataluña sea independiente”.
Cada de una de las afirmaciones es contradictoria con la siguiente y todas entre sí. Podía parecer que retornas a la carlistada pero tampoco eres Vázquez de Mella, sino un idiota, un émulo estúpido de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. No existe tal cosa como una nación de naciones, eso es una contradicción en los términos. Eso hasta un tarugo vendido como tú lo puede entender. España es un proceso evolutivo que ya está conformada como unidad territorial con Leovigildo y Recaredo, hace mil quinientos años. Toda la Reconquista en todos los reinos se hizo bajo la pulsión de la legitimidad goda y con el objetivo de la confluencia unitaria, muy manifiesta en el gran libro Hechos de España, del arzobispo de Toledo, don Rodrigo Ximénez de Rada. Los Decretos de Nueva Planta no son ningún castigo a Cataluña sino una organización del Estado, que entonces se consideraba progresista.
Es una pérdida de tiempo pretender ilustrarte porque eres un escritor acabado, que simplemente se ha ido a Barcelona, donde están las principales editoriales, a arrastrarse para que le sigan publicando; un obeso vendepatrias abismado en el caos mental y en el ridículo vital. Das pena, das asco, bufón pedante.