AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños

La historia de una gran mentira: Federico Trillo, el hombre que dejó tras de sí un reguero de mierda

Redacción




Yrene Calais.

¿Qué creías que te habías librado de Yrene Calais? Pues no. Tengo a gala el haber acuñado aquella famosa frase de que eres «el hombre que sabía demasiado«. A partir de mis artículos, todo el mundo empezó a llamarte así. Y es que no sólo eras un sabueso, sino también un manifasero, tortuoso y con poco estilo. Me siento en la parada de autobús, tras pagar 1,50 euros, que es el costo del billete, porque todos no tenemos la suerte tuya de poder viajar con chófer a cargo del acorado contribuyente. De repente, un señor, que parece tener poderes telepáticos, se sienta a mi lado y me dice: «Mire, mire todo lo que tengo. Compras, ventas, y allí estuvieron muchos políticos. En aquella época, el que fuera mi suegro, amigo de los juegos callejeros durante la infancia, un hombre hecho a sí mismo, con más ambición que conocimientos, con una mano delante y otra detrás, en tiempo récord se hizo con el control de centros comerciales, hasta el punto de que en su primera salida a bolsa obtuvo unos beneficios de 600 millones de euros». -Pero, ¿usted me conoce? -repuse yo con cara de asombro. -No. Por eso se lo cuento. -Caramba, que tenía yo a tal personajillo, y parece que todos los caminos conducen a Trillo, el hombre que hacía demasiado: gasolineras, mangoneante a la hora de colocar a jueces, ¿negocios armamentísticos?, ¿verdad, leyenda? Lo cierto es que nunca ha dado la cara en nada, pero el tiempo se le está agotando y próximamente volverá a salir a la palestra y acabará la paz de su retiro dorado y me atrevería a decir, según fuentes muy cercanas, que podría hacerle compañía a su otrora gran amigo Eduardo Zaplana. Vaya con esto mis mejores deseos de que pase unas felices navidades en compañía de los suyos.