Virginia Montes.
Europa está cambiando y lo está haciendo para bien. En los últimos meses, todas las noticias se mueven en un sentido positivo. Estamos, sin duda, ante el resurgir de Europa. Es preciso incidir en la importancia y el simbolismo del desalojo de la socialdemocracia de Suecia. Esa nación pretendió ser el paradigma del acogimiento, con porcentajes per cápita muy superiores incluso a Alemania. El horizonte viene marcado por un pacto de la Alianza del centroderecha con los Demócratas de Suecia de Jimmie Akensson; un escenario a la austriaca. Y ese es uno de los datos más reveladores: la notoria cantidad de partidos conservadores que van oscilando hacia posiciones identitarias.
Conseguir la unión de todas las fuerzas de la derecha y formar líderes europeos identitarios es el objetivo declarado del Instituto de Ciencias Sociales Económicas y Políticas ISSEP, puesto en marcha en Lyon por Marion Marechal Le Pen, en lo que significa también su retorno a la primera línea de la vida política. Y ese objetivo de unidad es posible pues Los Republicanos han desenganchado del macronismo y se han posicionado claramente contra las políticas de inmigración y fronteras abiertas.
“Nuestro objetivo es fomentar el nacimiento de una nueva generación de tomadores de decisiones que pondrán sus ambiciones al servicio de proyectos útiles para la sociedad, ya sean civiles, asociativos, económicos y políticos«. La ex diputada del Frente Nacional francés, nieta de Jean Marie Le Pen y sobrina de Marine Le Pen, Marion Márechal-Le Pen acaba de poner en marcha en Lyon una escuela superior para formar «tomadores de decisiones». A menos de un año de las elecciones europeas, después de que su tía quedara subcampeona en las presidenciales francesas, justo cuando Italia se ha entregado a Matteo Salvini; Hungría a Victor Orbán y Steve Bannon está desembarcando en Europa.
Hay dos tendencias enormemente positivas y cada vez más acusadas: la desaparición de la socialdemocracia y el hundimiento de Ángela Merkel. La socialdemocracia no padece una crisis coyuntural sino esencial: se ha quedado sin electores; las clases trabajadoras, que son las que en mayor medida padecen las absurdas políticas migratorias de las élites, atrincheradas en sus urbanizaciones de lujo, han abandonado en masa a los partidos socialdemócratas, que caminan hacia la extinción.
Esos dos línea se testaran en confluencia en las elecciones del 14 de octubre en Baviera, donde bajará mucho la CSU y se hundirá el SPD, mientras la fuerza ganadora será Alternativa para Alemania, que podrá condicionar la política bávara, y desde ahí derrocar a una Ángela Merkel, que todo el mundo da por amortizada, que ya es incapaz de imponer su criterio en su propia formación y específicamente en el grupo parlamentario. Los analistas más sensatos aventurar un escenario de elecciones anticipadas sin Ángela Merkel.
Con Emmanuel Macron en caída libre en las encuestas, dando la peor imagen de histrionismo, el globalismo carece ya de un liderazgo de referencia en Europa. Las elecciones europeas de mayo de 2019 certificarán un cambio que ya es visible y arrollador por toda Europa. Vamos, con claridad, hacia el resurgir de Europa.