Editorial.
La derecha, que es claramente mayoritaria en España, ha sido sistemáticamente perseguida ideológicamente por los Gobiernos de Mariano Rajoy, en un caso de corrupción ideológica sin precedentes en los anales, según el cual con los votos de la derecha se han hecho posteriormente políticas de izquierdas, asumiendo toda la estupidez de la corrección política impuesta por Rodríguez Zapatero. La salida de Mariano Rajoy ha de poner fin para siempre a ese esquema degradante que hace, por ejemplo, que el pase de Montoro a Montero sea sin solución de continuidad. No es tolerable prometer bajar impuestos para subirlos a la semana de ganar elecciones. Las leyes de Zapatero deben ser derogadas.
El socialismo es minoritario y ha de ser erradicado, como está sucediendo, por ejemplo, en Italia. Pero el PP no puede, bajo ningún concepto, ser un partido socialista bajo otras siglas. La derecha social ha de rearmarse en sus convicciones y articularse en una sociedad civil fuerte y exigente, lejos de cualquier chantaje del mal menor. En esta situación de emergencia nacional, es preciso aspirar al bien.

El Partido Popular, bajo el liderazgo previsible de Alberto Núñez Feijóo, debe ser depurado de esos comportamientos y establecer una relación sincera y fluida con la derecha social, respondiendo a los ideales, anhelos e intereses de las clases medias españolas, que están siendo expoliadas, al tiempo que ven como se deterioran los principios de un modelo social armónico de convivencia.

Es indudable que Vox, presidido por Santiago Abascal, es la formación que ha asumido con mayor claridad un programa regenerador acorde con la derecha social. Un PP renovado y Vox están llamados a confluir.

Ciudadanos es un partido que fuera de Cataluña no tiene sentido; no representa nada que pueda significar algo así como una nueva política. El concepto de centro es vacuo e ininteligible. En Cataluña, con Inés Arrimadas, lidera la defensa de la unidad de España, que es un principio indeclinable de la derecha social. Ciudadanos debe ser la derecha en Cataluña, mediante el correspondiente proceso de fusión con el PP, según el modelo de UPN. Y desaparecer del resto de España, donde está compuesto por detritus de otras formaciones políticas. Ciudadanos ha crecido a la sombra de los complejos abrumadores de Mariano Rajoy y desaparecerá con él.
Un solo partido con un programa de derechas es hacia donde hay que ir.