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La Policía alemana recurre al trastorno mental depresivo

Redacción




Despliegue policial cuando el asesino ya se había suicidado. /Foto: ultimahora.com.
Despliegue policial cuando el asesino ya se había suicidado. /Foto: ultimahora.com.

Virginia Montes

La Policía alemana dijo que habían sido tres los atacantes, con armas largas, y bloqueó a la ciudad de Munich. Ángela Merkel, sin embargo, ha alabado su “profesionalidad”. ¿En base a qué? El asesino atacó, huyó y se suicidó. Propiamente, la Policía no hizo nada. La evidencia es que la población alemana está indefensa, aunque Merkel pide que tenga “tranquilidad”.

En lo que parece la nueva consigna, como en la matanza de Orlando, como en la Niza, está de Munich es igualmente, según la versión policial, obra de un trastornado mental en un proceso depresivo. La Policía alemana está llegando más lejos en el diseño de una matanza políticamente correcta.

Desde el primer momento, las autoridades policiales indujeron a pensar en un atentado xenófobo de extremaderecha anti-inmigración. Nosotros no nos precipitamos el viernes, quisimos dejar claro que es lo que estaban diciendo, no entre líneas, a sabiendas de que iría cambiando la versión, puesto que se trataba de terrorismo indiscriminado y en un centro comercial, frecuentado por alemanes autóctonos.

La Policía alemana ha terminado descartando cualquier relación con el ISIS y, sin que nadie lo haya planteado, con los refugiados. Es decir, nada tiene que ver con las políticas benévolas, y suicidas, de Ángela Merkel. La Policía alemana no ceja en darle un contenido de extremaderecha, a pesar de todas las apariencias. Así, cree que el autor del ataque, de 18 años, se inspiró en la matanza protagonizada por el noruego Anders Behring Breivik, que hace cinco años asesinó a 77 personas en Oslo y en la isla de Utoya. El sospechoso había acumulado información sobre la masacre en un instituto de la localidad de Winnenden en 2009 que concluyó con 15 muertos.

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«Un acto de locura»

La Fiscalía de la ciudad alemana también considera que «fue un acto de locura«. Últimamente, se dan muchos y con el denominador común del islamismo, pero para que no se cuestione el multiculturalismo ni las negligencias político-policiales, han encontrado otro denominador alternativo, que no es contradictorio sino manifiestamente compatible, que es el transtorno mental, depresivo. El asesino, del que no se ha dado filiación, habría padecido algún tipo de transtorno depresivo y estaba obsesionado con la violencia. 

«No hemos encontrado nada que haga pensar que el atacante tuviera algo que ver con el terrorismo islamista o, en concreto, con el Estado Islámico», ha declarado en rueda de prensa el responsable de la Policía de Múnich, Hubertus Andrä, que ha añadido: “Ni el ataque ni el atacante tienen relación alguna con el tema de los refugiados”. «En cambio si hemos encontrado material que mostraba interés por casos de matanzas generadas por ataques de locura«, ha agregado. La Policía sospecha que el joven se inspiró en el caso Breivik, del que justo este viernes se cumplían cinco años. «Cuando alguien se interesa de forma tan intensa por ataques masivos y de locura seguro que Breivik también ha desempeñado un papel«, ha reconocido Andrä. El comentario es de una frivolidad supina, pero en estas manos están las sociedades occidentales. Los investigadores tienen que analizar el «abundante» material informático incautado, entre ello muchos artículos sobre acciones policiales y otros tiroteos y un libro titulado Amok, por qué matan los estudiantes. La Policía investiga además una cuenta de Facebook a través de la cual el tirador podría haber invitado a algunos conocidos a acercarse a la hamburguesería en la que comenzó el ataque. Los medios locales, citando fuentes cercanas a organismos de seguridad, aseguran también que el joven tenía problemas escolares y que era aficionado a los vídeojuegos violentos.