
Virginia Montes
La sociedad francesa esperaba un atentado de terrorismo indiscriminado. Bueno, realmente, todo el mundo da aquí por hecho que iba a suceder algo así y que va a repetirse. En general, la sociedad francesa está muy desesperanzada y ha tirado la toalla. Todos creen que no ha sido el último ataque terrorista.
La clase política francesa vuelve a dar vergüenza. Hollande ya es, sin duda, el peor presidente de la República. Sarkozy, correcto en algunas de sus apreciaciones, está demasiado «quemado» por escándalos de corrupción. Y Marine Le Pen, ha hecho el ridículo en televisión asegurando que «abandonar la UE evitará que Francia sufra más atentados»… cuando da la casualidad de que los terroristas son franceses, es decir, aunque te marches de la UE, los seguirás teniendo en tu suelo.
Porque sólo puede empezarse haciendo: 1. Cierre inmediato de toda mezquita donde se predique el salafismo, etc. 2. Expulsión inmediata de todo aquel que esté relacionado, haya visitado o les siga en Facebook. Y, a partir de ahí, si no se detiene la oleada, habrá que plantearse en la ilegalización del islam en Europa y, quizás, la expulsión de sus seguidores.
Lamentablemente, sabemos que esto no va a pasar porque la progresía -progres los hay ya en todos los partidos- dependen demasiado del islam. Además, Francia ha hecho del laicismo y del ataque a todo lo católico uno de sus leit-motivs. Y para ello, el laicismo republicano se ha apoyado en todo aquello que perjudicase a lo cristiano, islam incluido. En el fondo, estos terroristas buscan atacar a «cruzados«, aunque para ellos, «cruzado» es cualquiera que sea europeo -es decir, no hacen, para lamento de los progres, distinción entre cristiano y laico-. El caldo de cultivo para masacres como la de ayer lleva años larvándose en Francia.
Francia lo tiene muy, muy complicado. Su modelo de integración se ha basado en aprender francés. Siempre han pensado que alguien que hablaba francés, se convertía en francés, lo cual es una tontería como un templo porque hablar medianamente bien el inglés no te convierte en británico ni estadounidense. La integración se basa en algo más que asimilarse lingüísticamente. De hecho, el mismo fallo que han cometido en Cataluña: un árabe que habla catalán primero será árabe y luego hablará catalán. No es catalán por el hecho de hablar esa lengua.
Respecto a las manifestaciones, pancartas, mensajes en Twitter y demás tontería, además de no servir para nada contra el terrorismo -la única solución es la fuerza-, sólo sirve para que se rían de ti -y con razón- en las mezquitas salafistas, mientras una cohorte de idiotas multimedia que se graban vídeos para YouTube cantan el Imagine de John Lenon.