Luis Bru.
La idea es buena, la realización es pésima. Para hacer un programa variado, se necesita pulso, exclusivas, primicias, periodismo. Nada de esto forma parte de la trayectoria de Antonio Jiménez, el presentador de El cascabel de 13 TV, el programa que está llamado a hacer naufragar a la cadena.
El formato es más pretencioso. Intenta quitar el tedio repetitivo de la anterior temporada, pero el resultado es aún peor. Muchos de los temas son de relleno o no tienen el suficiente interés. Antonio Jiménez es un mal entrevistador, que no profundiza e interrumpe. Se nota que no se documenta. No hay una línea o un hilo conductor, así que se va a salto de mata, como una serie de miniprogramas yuxtapuestos.
Ha habido una depuración de contertulios, aunque es que algo cambie para que todo siga igual. Sigue siendo rancio y sectario. Francisco Marhuenda ha dado a conocer su malestar por haber sido excluido, achacándolo a los obispos, cuando todo se debe a su corrección en la inmensa metedura de pata de Antonio Jiménez en el atentado de Manchester Arena, cuando Jiménez fue incapaz de ser consciente de que se estaba ante un atentado y se dedicó a hacer gracias futboleras y a exclamar que «el fútbol es lo más importante«, con lo que quizás podría dar juego como comentarista deportivo, si se le probara. Luego se excusó diciendo que no podía ir por delante de la policía, pero desde el primer momento se supo y se informó que había habido explosiones.
Ahora, con el nuevo formato, se notan todavía más sus carencias. También parece haber sido depurado Alfonso Rojo, que también tuvo un encontronazo en antena con Jiménez.