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¿Por qué aumentan los niños autistas?

Redacción




Javier de la Calle.

Hasta la entrada del presente milenio, era algo absolutamente inusual encontrar a niños con diagnóstico de autismo, Asperger, TDAH, etc., en las aulas españolas. Y no era por una peor calidad de la Educación, pues en las clases había unas ratios de alumnos más bajas, y no había niños extranjeros con el consecuente entorpecimiento que provocan por su desconocimiento de la lengua o las costumbres, entre otros factores.

Los padres se preocupaban en mayor medida de sus hijos, con las madres todavía como amas de casa en la mayoría de casos. Sin embargo, en los últimos años ha explotado un diagnóstico continuo de patologías entre los niños. Dos factores deberían ser señalados, como son la inyección de vacunas, las cuales cada vez van en aumento y no se pautan de forma debida las dosis y los períodos, además de los aparatos tecnológicos.

Esta extensión y normalización de las patologías en una sociedad decadente da lugar a que por efecto espejo se multipliquen las conductas anormales entre todos los menores. Estos diagnósticos son una mina de oro para todos los implicados, menos para el propio niño a largo plazo.

Las farmacéuticas ganan millones con tratamientos que alteran el funcionamiento cerebral para toda la vida, especialmente al ser cerebros en desarrollo, con cambios en los neurotransmisores y el circuito neuronal. Los padres abusan de las pastillas cuando lo consideran preciso, y todos los problemas son derivados de el diagnóstico, y no de su mal desempeño como progenitores. Los docentes obtienen carta blanca para retorcer un programa educativo carente de sentido, y en último término, los niños hacen lo que les viene en gana bajo una supuesta patología.

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Ante problemas de este tipo, en edades tempranas el cerebro es especialmente moldeable, por lo que se debería optar por métodos totalmente contrarios, como son la adopción de una buena educación de forma continuada, así como alejar al niño de elementos disruptores como las pantallas.