Enrique de Diego.
Ahora que no eres nada, mequetrefe Losantos, ahora que no te escucha nadie, ahora que tus libros no se venden nada porque son una mierda pinchada en un palo, ahora que eres más que un lacayo y un tiralevitas de Isabel Díaz Ayuso,la mediocre, ahora que andas promocionando a Iván Espinosa de los Monteros, que los dos tenéis menos futuro político que la histrónica Irene Montero, ahora que estás donde yo quería, te voy a mean en un ojo para que huelas a hombre.
Te has pasado media vida denigrándome, con tu patológica tendencia a la mentira, que no sé si por tu mal formación maoísta, o por deformación genética, pero puedo confirmar que vociferas tanto como una corneja porque noi dices una verdad.

Dijiste que noi tengo ninguna importancia, y luego vas y publicas «El hundimieno» y me dedicas un capítulo baboso y viperino con cuernos de Ayanta Barilli, en el que, sin venir a cuento, denotando tu bajea moral de pigmeo moral te metes con mi esposa, que es toda una señora que ha vivido en La Calahorra y es de la progenie de Aureliano Ibarra, Emigdio Santamaria, Asunción Ibarra, Manuel Campello, de los que, ignorante proteico, no tienes ni puta idea, malvado baboso, ni sabes por donde te da el aire, parvenu sin clase.
Te crees que todas son como la tuya que soporta, a cambio de un puesto de docente en la Comunidad de Madrid (cuesta mucho dinero público mantenerte liberal a ti y a los tuyos, que tuviste a una hermana colocada en el IVAM, en pleno epicentro de la corrupción valenciana), que le pongas los cuernos de un miura con Ayanta Barilli y no duermas con ella, como confesaste, impúdico, tu mismo.
Bueno, alma de cántaro, pivot de Orihuela del Tremedal, Losantitos, si tengo tan poca importancia, ¿por qué llamas en tu auxilio a los de zumosol? Ya te tengo donde quería. Ya me he quitado de encima los seis procedimientos penales que tenía en Elche y ya sólo me queda el tuyo con el que has pretendido meterme en la cárcel, cercenando la libertad de expresión, que debería darte vergüeza ser tan liberticida y tan falsario, chekista de cuarta, y además quieres quitarme 250.000 euros o porque eres muy codicioso o porque estás a la última pregunta, que todo se sabrá, porque te voy a mirar las cuentas de tu chiringuito Libertad Digital SA y van a salir sapos y culegras, malvado globalista.

Y para no tener ninguna impoortancia, me echas encima a la débil abogada Dolores Márquez de Prado, pero que es una vergüenza pública pasando de la Fiscalía al ejercicio privado de la Abogacía olé, la separación de poderes), con una querella en la que demuestras que vives obsesionado conmigo, que me lees todo, con mala sorna, y no te atreves conmigo, sino que acudes a la Justicia de manera torticera, porque tienes mala conciencia, bueno, si es que tienes conciencia, porque no eres más que un pésimo imitador de un locutor hutu empeñado en exterminar a las «cucarachas» y resultó que a la que exterminaste fue a Elia Rodríguez. Y con ello vas a tener que vivir ya tu corta vida depravada, inútil y sin sustancia.
Así que nos vamos a ver las caras y, lo dicho, te voy a mear en un ojo, a ver si hueles a hombre. Ahora que ya no eres nada, que eres una nulidad, me voy reír de ti un rato. Pobrecito, si estás indefenso, si no tienes medios para hacerte valer y te vas lloriqueando a tus jueces de la APM y la Audiencia, con el bodrio de leguleya de querella de Dolores Márquez de Prado, de la ganadería de Javier Gómez de Liaño, para ver si te limpian el culo, que te has hecho mierda. Anda, mentiroso, que vas a sudar tinta de calamar. Has cometido el error de tu vida. ¿Error? ¡Horror!