Enrique de Diego.
Pido perdón por el retraso, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Quiero hacer el elogio, y mostrar todo mi reconocimiento, por su divertido gesto heroico, a la chirigota gaditana «Abre los ojos», por su parodia del genocidio de la timo vacuna, por aprovechar ese espacio de libertad y de crítica para cantar las verdades del barquero.
No debéis preocuparos de algunos abucheos que hubo en la sala hacia vuestro gesto gallardo y, en sí, humanitario. Debe ser muy difícil estar timo vacunado y reconocer que fuiste gilipollas y estúpido, que fuiste engañado, que te han dañado en tu salud acarreado como un borrego. Aunque aquí, conste, los abucheos no fueron ni siquiera espontáneos sino preparados. La escandalera fue ficticia, no popular.
Sois magníficos, sois formidables; del tremendo costurón que habéis hecho en las mentiras de un sistema putrefacto da idea que han tenido que sacar del armario de los trastos viejos al tarado Antonio Resines. Pero, con la gracia de vuestra chirigota, habéis puesto una pica en Flandes, habéis salido victoriosos. Todo mi apoyo. En esta guerra, sois unos héroes. Lo dicho: sois lo mejor de lo mejor.