Enrique de Diego.
Un buen amigo mío tuvo la fatal ocurrencia de mandarme el link de La Reunión Secreta porque intervenía en ella el inefable César Carballo. Tenía una leve sensación de disidencia del programa desde que llevó a Jaime Peñafiel y lanzó en él la bomba de que Leonor es hija de Erika quien cedió el óvulo.
Craso error el mío. La Reunión Secreta es un ejercicio de servilismo globalista de la peor especie, es puro y asqueroso oficalismo y el tal José Miguel Gaona es un vendido a los intereses de las farmacéuticas.
Está muy pasado de revoluciones el tal Gaona, cuando el mundo está abriéndose bajo sus pies y Robert F Kennedy como nuevo Secretario de Salud del Gobierno norteamericano va a poner orden en farmafia.
El nivel de paroxismo en la grosera manipulación lo llevó a cabo el tal Gaona cuando presentó como mártires de la lucha contra el covid a sus compañeros muertos en la plandemia, cuando vio que se echaban encima sus seguidores, a pesar de ser un programa para subnormales.
Le di al link por curiosidad, porque a César Carballo se le han apagado las luces catódicas y es poco menos que un apostado en las televisiones. Está más quemado que la moto de un hippie.
No aguante el programa, a pesar de mi buena disposición, y lo abandoné a la mitad por tedioso, manido y ultra servil. ¡Qué vergüenza! Estaban tres y la santa compaña haciendo de plañideras porque Trump había tenido la feliz ocurrencia de abandonar la OMS y parecía que le regañaban como si Trump fuera a ver el progrma y fuera a dar marcha atrás de su error. ¡Valientes pardillos!
Había un listo llamado José María Martín-Moreno diciendo argumentos mentecatos y garrulos diciendo que todos los médicos sacaban pecho por trabajar en una organización liderada por un terrorista y criminal en serie Tedros Adhanom y otras cosas curiosas y mostrenas como que ahora Estados Unidos no iba a saber los parámetros de la obesidad móriba y sus soluciones, cuando lo sabe hasta el indigente mentral de Ibai Llanos: comer menos y hacer más deporte.
Bajo nivel tiene, desde luego, La Reunión Secreta,. programa sólo apto para subnormales etílicos, necesitados de los servicios de la clínica de Gaona, que debe costar una pasta para nada, a tenor de su papel de comunicador fallido.
En cuanto a César Carballo, sostenella y no enmendalla. Siento una infinita pena, que volví a sentir, cuando su pobre vida pérdida por la codicia y la vanidad, defendiendo una industria farmacéutica nacional, a ver si sale la timo vacuna de Juanes con Inda. Que no tiene pinta.
Y pavoneándose que había sido crítico con la OMS durante la plandemia, donde fue estrella del miedo administrado a la población de borregos. Crítico pidiendo más medidas de confinamiento y de timo vacunación obligatoria. ¡Qué pena, Dios mío! ¿Dónde ha quedado su juramento hipocrático de no causar dolor? Un total fracaso como galeno.
Tedio y aburimiento, sopor, en La Reunión Secreta, programa que prometo no ver ni en pintura y que recomiendo a todos mis seguidores y lectores hacer lo propio. Ya digo, sólo apto para subnormales serviles.