Stuart Liess.
Los incendios forestales siguieron causando estragos en el condado de Los Ángeles con un nuevo incendio llamado Hughes Fire, que estalló a principios del 22 de enero, en el norte, expandiéndose rápidamente a más de 10,000 acres.
El incendio Hughes se originó en una región montañosa a unos 80 km al norte de Los Ángeles y ha obligado a evacuar a unas 31,000 personas, con un total de 4000 bomberos que lo combaten desde tierra y aire.
El 24 de enero, el incendio estaba controlado en un 36 por ciento.
Los incendios forestales, que comenzaron en torno al 7 de enero, se vieron alimentados principalmente por fuertes ráfagas de viento de 160 kilómetros por hora y vientos sostenidos de 83 kilómetros por hora en algunos lugares, unidos a una baja humedad, que facilito el rápido crecimiento de 6 conflagraciones. El área total de destrucción alcanzada ahora es de 76 millas cuadradas.
El incendio de Eaton, a fecha de 24 de junio, ha cubierto 14,021 acres (22 millas) y está contenido en un 95 por ciento. Fue clasificado como el segundo incendio más destructivo de la historia de California por el departamento estatal de prevención de incendios, Cal Fire.
El incendio de Palisades, hasta el 24 de junio, ha cubierto 23,448 acres (35 millas) y está contenido en un 75 por ciento. Fue clasificado como el tercer incendio más destructivo de la historia de California.
Los hidrantes de Los Ángeles se han secado y la demanda de agua fue cuatro veces superior a la normal durante 15 horas seguidas.
El gobernador de California, Gavin Newsom, pidió una investigación sobre la pérdida de presión del agua de los hidrantes y por qué un depósito cercano clave no estaba disponible, lo que llevó a los bomberos a tener insuficientes suministros de agua para hacer frente a los incendios.
KCC, una empresa de modelización de riesgos catastróficos, estimó las pérdidas de los seguros por los incendios de Palisades y Eaton en cerca de 28,000 millones de dólares.
Un informe de AccuWeather estima los daños causados por los incendios entre 135,000 y 150,000 millones de dólares.
Se está permitiendo a los evacuados volver a las zonas, y se está pidiendo a los residentes que lleven identificación para entrar en sus comunidades para evitar saqueadores.
Newsom incrementó los esfuerzos para reforzar la seguridad, evitando el allanamiento y otros delitos.
También se están poniendo en marcha medidas preventivas para salvaguardar a las comunidades de corrimientos de tierra e inundaciones debido a los escombros y la ceniza esparcidos por las zonas, que hacen que la tierra sea menos absorbente.
Las autoridades han emitido advertencias a las personas que regresan a sus comunidades sobre la inhalación de sustancias químicas peligrosas procedentes del humo, y se ha emitido una alerta sobre la inseguridad del agua para los habitantes de la zona de Pacific Palisades.
La fuente de ignición de los incendios originales sigue bajo investigación.
El presidente Donald Trump firmó el 20 de enero una orden ejecutiva que ordena a las agencias gubernamentales comenzar a enrutar más agua desde el Delta de Sacramento-San Joaquín en el norte de California hacia el sur.
La orden «Priorizar a las personas por encima de los peces: Detener el ambientalismo radical para proporcionar agua al sur de California» vincula la escasez de agua en el sur de California con los esfuerzos de conservación de los peces del estado.
Trump amenazó con retener la ayuda a California a menos que cambie sus políticas hídricas.
«No creo que debamos dar nada a California hasta que dejen fluir el agua», dijo Trump a Fox News en una entrevista el 22 de enero.
Travis Gillmore y Jill McLaughlin contribuyeron a este artículo