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Obispo Joseph Strickland: «Muchos miembros de la Iglesia se sienten odiados por el mundo y por la Iglesia mundana»

Redacción




En un mensaje para el año nuevo, el obispo emérito de Tyler llama al arrepentimiento y a abrazar la cruz de Cristo frente a la hostilidad del mundo.

El obispo emérito de Tyler, Joseph Strickland, dirigió un profundo mensaje a los fieles al inicio del nuevo año, invitándolos a reflexionar sobre su fe y a vivir el tiempo de Navidad como una “marea de gracia que nos llama a arrepentirnos de nuestros pecados y a hacer la elección más importante de nuestras vidas: ‘¿Somos de Cristo o del mundo?’”.

En su carta, Strickland advierte contra la complacencia espiritual y pone en el centro las palabras de Cristo en el Evangelio de San Juan: “Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os odia” (Juan 15:18-19). Según el obispo, estas palabras son clave para entender el verdadero significado de la Navidad y deberían ser el foco durante esta temporada: “Propongo que estas palabras de Cristo sean precisamente en lo que nos centremos durante el tiempo de Navidad”.

Strickland resaltó el ejemplo de los mártires recordados en la liturgia de la Octava de Navidad, como San Esteban, los Santos Inocentes y San Juan Evangelista, quienes “nos recuerdan que la elección de estar con Cristo al pie de su cruz es siempre la elección de sus verdaderos discípulos”. Según el prelado, estos mártires señalan la “línea roja que divide este mundo y el reino de su Padre” y nos invitan a superar la ilusión de la soledad: “Porque estar al pie de su cruz es estar en su corazón, su Sagrado Corazón de la Verdad”.

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Asimismo, Strickland denunció los intentos de modificar la verdad para adaptarla a las tendencias del mundo: “Este odio se utiliza para intentar anular a quienes dicen la verdad y buscan proteger el Depósito de la Fe sin tener en cuenta el hecho de que la Verdad no se puede cambiar para satisfacer los caprichos del mundo”.

Dirigiéndose a los fieles, les pidió que examinen sus corazones: “Todos debemos preguntarnos: ‘¿A quién pertenezco?’. Si, al examinar honestamente nuestro corazón, nos vemos obligados a reconocer que estamos demasiado cómodos con el mundo, debemos decidir arrepentirnos y volvernos de nuevo a Cristo”.

Para reforzar su mensaje, el obispo citó al Papa San León Magno: “Cristiano, reconoce tu dignidad y, haciéndote partícipe de la naturaleza divina, rehúsa volver a la antigua bajeza mediante una conducta degenerada. Recuerda la Cabeza y el Cuerpo del que eres miembro. Recuerda que fuiste rescatado del poder de las tinieblas y sacado a la luz y al reino de Dios”.

Finalmente, Strickland recordó el anuncio de los ángeles en Belén: “Gloria a Dios en las alturas”, y lo presentó como un llamado a vivir para la gloria de Dios, aunque esto signifique enfrentar rechazo y persecución: “Cuando buscamos siempre glorificar a Dios, el mundo nos odiará, nos negará e incluso tratará de destruirnos, el mismo trato que recibió el Divino Hijo de Dios. Pero ¡qué alegría hay en sufrir por amor a Nuestro Señor y seguirlo hasta el pie de Su Cruz!”.

El mensaje del obispo Strickland es un llamado a redescubrir la profundidad espiritual de la Navidad, abrazando el arrepentimiento, la verdad y la fidelidad radical a Cristo.