La administración Biden ha extendido silenciosamente una controvertida política de la era de la pandemia que protege a los fabricantes de vacunas COVID-19 de enfrentar la justicia por lesiones o muertes causadas por sus productos hasta 2029 como mínimo.
La medida otorga efectivamente a las compañías farmacéuticas inmunidad frente a la rendición de cuentas, lo que provocó indignación entre quienes exigen justicia para los millones de víctimas de la vacuna experimental de ARNm contra el Covid.
Los funcionarios del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) justifican la extensión citando “un riesgo creíble” de que la pandemia pueda regresar y salirse de control en los próximos cuatro años. Esto a pesar de que las muertes y hospitalizaciones relacionadas con COVID-19 alcanzaron mínimos históricos.
Mientras tanto, las preocupaciones crecen a medida que las lesiones y muertes por vacunas aumentan a niveles sin precedentes, alimentando el debate sobre la necesidad de exigir cuentas a la camarilla de Covid por los crímenes durante la pandemia.
La Ley de Preparación Pública y Emergencias (PREP) se promulgó inicialmente en 2020, en parte para alentar a los fabricantes de vacunas a acelerar su investigación de vacunas contra el Covid sin temor a ser considerados legalmente responsables de efectos secundarios y muertes que cambian la vida.
La extensión, que se había renovado por última vez en mayo de 2023, también protege a los trabajadores de la salud y a los hospitales que administran las vacunas de ser demandados.
Esta medida está destinada a enfadar a la administración entrante de Trump, en particular al escéptico de las vacunas Robert F. Kennedy Jr., quien ha sido nominado para dirigir el HHS.
RFK Jr. ha llevado durante mucho tiempo la bandera de la seguridad de las vacunas, afirmando en su día que las inoculaciones están contribuyendo a la explosión del autismo en poblaciones altamente vacunadas, y ahora encabeza un movimiento que intenta hacer que los fabricantes de vacunas sean más responsables de las reclamaciones por daños causados por las vacunas.
Esto también puede enfadar al creciente número de estadounidenses que resultaron perjudicados por las vacunas y afirman que están siendo ignorados.