Javier de la Calle.
El pasado domingo se celebró la primera vuelta de las elecciones en Rumanía, que se saldó con un resultado que ningún medio pronosticó: el triunfo de Calin Georgescu.
Aunque Ceacescu cayó hace más de tres décadas, la corrupción sigue instalada en el poder de un país que en los últimos años quiere cambiar de rumbo.
Rumanía fue uno de los países con mayor oposición a la timovacunación. En ese escenario apareció Calin Georgescu, un ingeniero de carácter combativo que ha calado a través de TikTok. Georgescu se opuso al pinchazo y expresó sus dudas acerca del COVID.
Entre sus líneas maestras está alejarse de la OTAN e instaurar el servicio militar obligatorio. Unas decisiones que inquietan al globalismo, de alguien que reivindica el cristianismo.
El Tribunal Constitucional de Rumanía está solicitando los votos para permitir continuar las elecciones, y la prensa vendida especula con una posible financiación ilegal.