Enrique de Diego.
Dice Alice Weidel, diputada alemana y presidenta de Alternativa por Alemania, que «una nación que pone multas a quien navega sin licencia y permite cruzar las fronteras a ilegales está gobernada por idiotas».
Estamos gobernados por genocidas, por criminales psicópatas, pero al tiempo por imbéciles, porque han llevado a la mayoría de las poblaciones a la gilipollez y la subnormalidad. Gobiernan idiotas para idiotas.
Nuestras ciudades se han vuelto muy peligrosas por muchos motivos entre otros las baterías litio de los cocches eléctricos, las bicis eléctricas y los patinetes eléctricos, que explotan provocando incendios pavorosos. Y la gente, zombi, va tran tranquila montadas en vehículos que se encabritan y revolucionan e implosionan sin que se pueda apagar. Tras los huracnes que se han cernido sobre Florida, Tesla sacó un comunicado que no se circulara con los coches por el riesgo de explosión. ¡Qué broma es ésta!
Los patinetes, concretamente, son una bomba de relojería. En el autobús interurbano Elche-Santa Pola que me gusta coger por lo tranquilo que se viaja, de pronto el autobusero le llama la atención a un viajero por llevar su maleta consigo y no haberla depositado en el maletero. El señor explica que los tres compartimentos para bultos van repletos de patinetes. Un total de doce. Adiós tranquilidad. Viajamos sobre un auténtico barril de baterías de litio, de bombas explosivas. ¡Madre mía!
El Ayuntamiento de Elche, de quien depende la concesión de los autobuses, no hace nada, no dice nada, hasta que haya una desgracia.