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El Real Madrid de Florentino Pérez-Kalergi es menos que un Club: Vinicius con Diddy y el fiasco de Mbappé

Redacción




Luis Bru.
Florentino Pérez-Kalergi ha destruido el Real Madrid reduciéndolo a pavesas. Florentino, el hiper globalista, es un firme y fatuo ejemplar de la moral de éxito. Su equipo de cromos no funciona ni va a funcionar. Florentino ha llegado a sus últimaas contradicciones y el 0-4 del Barça marca su declive y su estrepitos fracaso. No sólo suyo sino del globalismo.
Florentino Pérez. /Foto: estadiodigital.es.
Como ha escrito proféticamente Enrique de Diego: «El campo del Real Madrid de Florentino Pérez-Kalergi será abandonado y será habitado por reptiles y bestias del campo, por sapos y culebras; será guarida de lobos. Porque ha sido el escenario del mal». Y del mal absoluto con ausencia de todo bien.
El problema del Real Madrid es que no es el Real Madrid, es menos que un club, es una pútrida escoria. Su problema es de identidad, es esencial, y cuando el problema estriba en eso ya no tiene remedio. Lo que se conoce como el Real Madrid tiene un solo jugador español en su alineación, Nadie de la cantera puede aspirar a jugar, es una ponzoña de equipo con el que se puede sentir identificados los de las favelas de Brasil, los de la banlieu de París o de los lugares más perdidos de África.
El fútbol es un deporte de equipo y de eso no hay en la escoria que se viste de blanco recordando más las fiestas de Diddy. Es un conjunto de payasos activistas wokes. Vinicius ni sabe últimamente jugar al fútbol. Está al servicio de satán. Hay que no tener hastragado el intelecto o ser un fanático de tomo y lomo para no percibir que Vinicius es una marioneta de Jay-Z, satanista que enseña sus garras grabando con la bruja Marina Abramovic, metido hasta las cejas en el caso Puff Daddy, quien transforma al futbolista brasileño en una especie de activista del BLM en España para convertirle en referente mundial contra el racismo. La industria del antirracismo. La empresa Roc Nation Sports, de Jayr-Z, compró el 51% de TFM, que representa a los dos jugadores madridistas Vinicius y Endrick. No son de Florentino, son de Jair-Z. Penoso. Vinicius es antiespañol.
Y luego está Mbappé, un personaje con gustos sexuales woke a lo Iñigo Errejón -cuyo padre era madridista-, que ya en los dos últimas temporadas ha sido una patata. Florentino Pérez-Kalergi ha completado su colección de cromos. Al tiempo, es una prima dona, como Vinicius, con el que se lleva bien fuera del campo, pero dentro de él los patrocinios mandan e imponen su ley. No se sienten los colores, a no ser el blanco de las fiestas de Diddy.
Y Ancelotti, ¿qué? Ver, oír y callar. Es un director de orquesta sin batuta, sin pizca de autoridad, un triste al que nadie hace ni caso. A cobrar que son dos días.
Florentino Pérez-Kalergi naufraga en la estupidez de su Real Madrid de opereta, de su fiasco. El Real Madrid es hoy menos que un  Club, es una escoria globalista sin rumbo. Ha perdido o abandonado la Cruz de su escudo, ha perido toda su sentido.