Enrique de Diego.
Cumplido el plazo dado, he de zurrarle la badana a modo al mallorquín Josep Lluis, por no tener palabra y uno vale lo que vale su palabra, y tú no vales nada y menos que nada, jodido charamita, por el que toca la charamía, y no hace más qyue ruido, pero no tiene contenido; eres el eterno preadolescente.
Después de un tiempo de silencio, en que da de baja su cuenta de Twitter, sin que haya mediado una palabra entre ambos, reaparece de las penumbras de su pobre vida y espeta este enigmático y delirante tuit de interpretación confusa: «Os voy a decir la verdadera razón de mi negativa a realizar el podcast con el periodista Don Enrique de Diego. A mí nadie me dicta la agenda, y por lo tanto yo no iba a hablar de los temas que Don Enrique me iba a marcar».
Rebovinemos. Se pone en contacto conmigo Josep Lluis para decirme que viene a hacer turismo a Alicante y quiere hacer un podcast conmigo. Le digo que encantado. Me puede su lejana detención por miembros de la Guardia Civil de la Comandancia de Segovia. La misma Casa Cuartel donde pasé mi juventud y quisiera hacer un homenaje a mis amigos del Club Capitán Cortés que ingresaron en la Benemérita, formaron el Servicio de Información de la Guardia Civil y se fajaron en la lucha contra ETA: el comandante José Ramón Pindado, el capitán Javier Marugán. Otra Guardia Civil, no la Guardia Civil woke.
Quedamos para el 16 de noviembre. Desde el principios se crea en Twitter una expectación inusitada y me ilusiono y voy a dar lo mejor de mi mismo y hacer público en ese marco lo que nos depara el futuro con pelos y señales. Me comprometo a hacerlo ese 16 de noviembre en mi canal de Youtube. Todo se andará. Sigo ilusionado, más si cabe.
Hablamos 2 veces por teléfono y, en ocasiones, por mensaje directo en Twitter. Todo es amabilidad y trato deferente de don, que creo inmerecido. Hace público que ha decidido abandonar su puesto de trabajo y me preocupo por él y me dice que tiene mal ambiente en el departamento, pero está tranquilo. De pronto, como ya he dicho, da su cuenta de baja y corta toda comunicación. Hasta que suelta ese tuit chorras que le deja a él a la altura del betún. Vamos a ver, alma de cántaro, el que me ha pedido hacer el podcast eres tú. Si a ti «nadie te dicta la agenda» no me llames, no me pidas hacer un podcast. Es de cajón, pardillo.
No habíamos hablado de los temas a tratar salvo de que nos cuentes tu detención. Yo puedo contar la mía el 9 de diciembre de 2024, las agresiones sufridas, y como inmovilizado en el suelo, engrilletado por detrás, que es como más duele, me propinaron un patadón en el pecho y como pasé una noche en el calabozo, ya la segunda, tengo experiencia, cuando me preguntó el madero le dije que en el calabozo lo paso bien pues rezo. Al fin y al cabo, celda rima con moasterio. Eso es harina de otro costal, que contaré en otra ocasión.
Hago honor siempre a mi palabra, porque un hombre vale lo que vale su palabra, mientras tú tienes fama de descentrado y de dar espantadas. Un tuitero dice que la noticia no le sorprende a nadie. Tu fama de patético e informal te precede.
Hasta nunca, mañaco. No te entiendes ni a ti mismo. Madura de una vez. Ten palabra, el mínimo de palabra, cumple con tu compromisos. A mí no me has ofendido, no puedes, pero te has reído y has decepcionado a todos cuantos esperaban el podcast y, por mi parte, no iban a quedar decepcionados. Iba a ser histórico, y va a serlo, porque vivimos tiempos apocalípticos y ya resuenan las trompetas de los ángeles del Señor. Podrías haber participado en algo grandioso pero te has rilado.Me das pena en tu mediocre existencia sin rombo.
A ellos les debes una explicación convincente e inteligible. Encantado de no haberte conocido. En cuanto a mí, hay episodios en la vida que es mejor olvidar cuanto antes. Este es, con claridad, uno de ellos. Se baja el telón de la farsa.
A todos vosotros, nos vemos el 16 de noviembre en mi canal de Youtube. Va a ser épico. No os lo perdáis por nada del mundo. Os va la vida en ello.