Enrique de Diego.
Mi pecepción, es que la campaña presidencial le está yendo fatal a la falsaria y verdularia Quemala Harris. Según cuentan los sondeos, más falsos que un Judas de plástico, dicen que Quemala Harris y Donald Trump van a la par, ligeramente arriba Quemala. Frente a Hillary Clinton, Donald Trump iba por debajo 10 puntos: con Biden, cuando el clamoroso frauden electoral, y para justificarlo, los sondeos daban una ventaja de 20 puntos a favor de Biden. Las empresas de encuestas forman parte acusada del pútrido frente globalista y defienden sus asquersos y codiciosos intereses.
En ralidad, Kamala Harris va muy por debajo de Donald Trump y se aproxima a la amarga y abrumadora derrota el 5 de noviembre, por mtivos obvios:
1.- Su política emigratoria de fronteras abiertas ha sido un desastre sin paliativos. Ahora trata de rectificar, tarde y muy mal.
2.- Su política económica no tiene ni pies ni cabeza. Su gestión ha venido marcada por un aumento exponencial de la inflación, en los productos básicos.
3.- Su política energética se ha movido en la demagogia de las renovables y ha repreentado un encarecimiento. Todo al servicio de la nueva Babilonia, Balckrock
4.- Su política industrial ha sido el sometimiento a China favoreciendo la deslocalizción.
Surge así la «brecha de género». Los varones empezando por los negros, le están volviendo la espalda. Van a votar a Trump. En los mitines de Quemala sólo se ven mujeres. Las mujeres van a votar también a Trump, pero la clá de Quemala está formada por personal de Planed Parenthood, abortistas desquiciadas, locas de la colina y con ese público woke no se va a ninguna parte. Sus votantes son productos de la universidad que viven en un mundo imaginario, que respaldan con estadísticas pagadas por Blackrock
Luego está al que califica de su elección instintiva: su candidato a vicepresidente,Tim Walz, gobernador de Minnesota que está bastante peor que una chota, así que el instinto le tiene muy fallido Quemala. Un tipejo, que perdió claramente el debate frente a un poco brillante y condescendiente senador por Ohio, JD Vance, según opinión unánime de los medios norteamericanos y que lo ganó según la opinión unánime de los medios de prostitución españoles, que es capaz de mentir diciendo que estuvo en la plaza de Tiananmen, cuando no se le pudo ver el pelo pues nunca viajó a China en esas fechas. Un cabeza de chorlito que protagonizó continuas escenas de ridículo ajeno y una de las más delirantes y espeluznantes al poner a una cantante mediocre, Taylor Swift, como referencia del partido demócrata.
Ya no se pone a Jean Paul Sartre o a Noam Chomsky, sino a una cantante, Taylor Swift, cuyas patéticas letras inciden en que toma todas sus decisiones mal, que cambia de hombres con más facilidad que de bragas, que se pasa la vida deprimida, que ahoga sus oenas en alcohol, que es un desastre sin paliativos y una pena viva, y ahora resulta que quien proclama que toma todas sus decisiones mal se atreve a recomendar a las desquiciadas «swiftes» que acierta en una sola ocasión, en su decisión de votar a Quemala. No tiene maldita la lógica. Lo de Taylor Swift resume bien cual es el ideario woke: la nada encarnada en ídolos de barro, o en tigres de papel mojado, que diría Mao.
Lo dicho, Tim Walz, gobernador de Minnesota, ¡qué mal están las cabezas!, está mucho peor que una chota.