Enrique de Diego.
Todo lo que está sucediendo en las elecciones norteamericanas a celebrar en nobiembre de 2024 parece tocado por la mano de Dios, parece providencial. Hace falta ser muy ciego para no ver en el calvario judicial de Donald Trump o en el atentado salvado por uno centímetros del disparo de un chiquilicuatre que salía en un anuncio de BlacRock el dedo de Dios.
Pero lo más maravilloso ha sido el perfecto entendimiento de Robert F. Kennedy con Donald Trump. Todos teníamos el corazón partido porque Robert F Kennedy lleva una lucha de décadas contra los pútridos globalistas, por la salud de nuestros hijos, contra la mentira de las farmacéuticas y del complejo militar industrial, que eclosionó cuando el ataque de la mentira se plasmó con el coronavirus en 2020, con confinamientos totalitarios y timo vacunas asesinas.
Mientras Donald Trump se ufana estúpidamente en haber facilitado las timo vacunas, incluso en un mitín de Alabama se mostró orgulloso de haberse timo vacunado, momento en el que su base social le propinó una sonora pitada.
Pero ahora todo ha salido bien, no ha podido estar mejor. Robert F Kennedy, el apellido de más tradición y más señero en el partido demócrata, va a encargarse de las enfermedades crónicas y va a mostrar el engaño genocida. Ahí está claro su libro. Robert nos lideró a los purasangres cuando más fuerte fue la presión totalitaria, cuando César Carballo tenía sus diez minutos de gloria desgañitándose con que las timo vacunas, ideadas para eliminar población, eran «seguras y eficaces» para matar. El mayor crimen contra la Humanidad de la historia desde los tiempos de Noé.
Es ciertamente maravilloso. Dos gigantes del patriotismo. Robert F Kennedy ha prometido acabar con las fumigaciones asesinas que por aquí algunos imbéciles se empeñan, bobalicones asesinos, en decir que son imaginaciones nuestras. ¡Desvergonzados, cara duras!
Vamos a ganar contra la petimetre Quemala Harris, un pozo de mentiras, y entonces la verdad será desvelada y los Fauci, Bill Gates y Carballo no tendrán donde esconderse.
Todo ha salido bien, gracias a Dios, que va a dar la última batalla y decisiva contra satán, Quemala Harris y el partido satánico demócrata. Y va a ganar, porque Dios no pierde batallas.