Enrique de Diego.
Una amplia mayoría de mis compatriotas se han vuelto redomadamente gilipollas y subnormales. Resulta difícil rebatir este aserto descorazonador, que queda confirmado día tras día, sin que reaccione la sociedad. Estamos en una guerra curel y despiadada, es una guerra de exterminio, como no se ha visto desde los tiempos de Noé, y los españoles se entretienen, pierden miserablemente el tiempo en estos días hablando, sobre todo ellas, que fueron la fortaleza de la civilización en otras épocas, parloteando, al ritmo cansino que marcan las televisiones, sobre las andanzas del asesino Daniel Sancho en Tailandia, que ni nos va ni nos viene, y el domingo de la Fórmula 1, donde Fernando Alonso, la volvió a marrar. Luego viene el fútbol.
Hablo con un amigo que me confirma que la gente sabe de neumáticos y se acaloran. No es el descanso del guerrero, sino el devaneo del cencerro o del gilipollas. Una sociedad que se mueve por pequeñas emociones muy fuertes, por pasiones evanescentes, a ritmo de televisión. La Catedrática María José Martínez Albarracín ha dicho que «la pandemia fue fundamentalmente mediática». A golpe de pánico o utilizando palabras mantra de significado equívoco como solidaridad los españoles fueron llevados al matadero haciendo cola en los vacunómetros. Y no aprenden tras los muertos de repentinitis y el aumento exponencial de infartos y turbo cánceres entre jóvenes y el disparado número de bebé abortados o con enfermedades congénitas. Es lamentable. definitivamente la mayoría de españoles se ha vuelto gilipollas y subnormales. Parece no importarle a nadie que todavía estemos gobernados y en la oposición mal guiados por patentes genocidas.
El domingo 1 de septiembre, mientras era tendencia en X todo tipo de cuestiones relacionadas con la fórmula 1, tenía lugar una gran victoria y una gran derrota para muhamed en el lánd de Turingia, llamada a cambiar el curso de la historia y a modificar la estúpidas políticas en materia de inmigración; una victoria que acaba con la socialdemocracia alemana, el SPD, en la patria que vio nacer a esa nefasta ideología. En Turingia, que ha pasado desapercibida para todos, salvo para Rambla Libre, Alternativa para Alemania ha conseguido un contundente e histórico éxito con el 32,4& de los votos, a mucha distancia del segundo, la CDU con el 23,8%. «No van a poder seguir llamándonos extremistas de derecha. Somos el partido más votado», ha declarado el dirigente de AfD en el länd, Björn Höcke. Los Verdes y Los Liberales, que forman parte de la farsa del globalismo en Alemania, desaparecen. Un partido nuevo, escisión de La Izquierda, de Sahra Wagenkneckt (BSW). de izquierdas pero radicalmente contrario a la inmigración, ha obtenido el 15%.
Un auténtico terremoto que tendrá más influencia en la vida de los españoles que la suerte de Daniel Sancho o la de Fernando Alonso, y a estas alturas del partido, que es una auténtica guerra, muchos españoles aún no saben situar a Turingia en el mapa. Unos españoles con los Tercios Viejos tuvimos un imperio y batallamos en Turingia a las órdenes del emperador de Alemania y España, Carlos. Un auténtico terremoto que va cambiar, ya lo está haciendo, la estupidez que llaman multicultural. y que ha llevado al canciller Olaf Sholz a prometer acelerar deportaciones y recortar subsidios a solicitantes de asilo y a fletar un avión a Kabul con 28 afganos. Y esto es sólo el comienzo. Se acabó la broma macabra de las satanoélites y las estupideces de Perico Sánchez y la Yoli. El multiculturalismo ha fracasado y su acta de defunción se ha levantado en Turingia.
Sin duda, ha pesado el acuchillamiento masivo, con 3 muertos y 10 heridos graves en Solingen, en el marco del sumamente estúpido «festival de la diversidad», por un sirio alojado por el gobierno alemán, que se considera a si mismo «soldado de Daesh». Pero la inseguridad pavorosa que se vive en toda Europa y en toda Alemania y en toda España ya había llevado en las europeas a que ganara Alternativa para Alemania. Es decir, que en Turingia no ha sido la emoción de un momento, sino la convicción de que Alemania estaba a punto de desaparecer.
Así que españoles, gilipollas y subnormales, a aprender geografía y a saber donde esta Turingia. Más Turingia y menos Daniel Sancho. Las guerras se ganan con arrojo y constancia, no distrayéndose con tonterías.