Luis Bru.
Los lacayos de la secta gnóstica, esos que nos mienten a todas horas, siempre en nombre de una idea superior con la que se creen dotados de una superioridad moral que les legitima para mentir compulsivamente, se han puesto histéricos con las elecciones regionales en Turingia.
Echan mano de sus técnicas gastadas y manidas. En primer lugar la mentira irrestricta acompañada de las opiniones de los ‘listos’ de la secta gnóstica, presuntos expertos a sueldo que son convocados o citados, politólogos, sociólogos que así retroalimentan la legitimidad en derribo de la secta.
Veamos dos ejemplos. En el digital Euronews, de la directa obediencia de la UE y de Ursula von der Leyen, se da la noticia grandilocuente de «Grandes manifestaciones anti extrema derecha en Turingia ante las elecciones estatales alemanas». Se da la cifra de cuatro mil asistentes, que han acudido de toda Alemania. Habrá que creer a estos mentirosos contumaces, porque no se cita fuente, y en el documento gráfico no hay ni cien asistentes.
Entonces se recurre al «listo» de la secta gnóstica. «Es frustrante que a pesar de nuestro trabajo, enseñando historia y política, en estos momentos alrededor del treinta por ciento de los habitantes de Turingia estén dispuestos a votar a la AfD. Pero, por supuesto, eso no puede hacer que nos rindamos», dijo Jens -Christian Wagner, director del memorial de Buchenwald, situado en el estado de Alemania Oriental. Este es un «listo» a sueldo. No se entiende la referencia a Buchenwald, campo de exterminio, ni que tiene que ver con la matanza de alemanes en Solinge, significativamente en «el festival de la diversidad», por un sirio asilado político. Bueno, cosas de la secta gnóstica, que ve cosas que el común de los mortales no vemos.
En la agencia Efe, un tal Rodrigo Zuleta, rompiendo toda neutralidad informativa y manipulando sin límites, pretende la demolición del dirigente de Börn Höpke al que se trata de relacionar con ocasión y sin ella con el nazismo. Por ejemplo, porque en sus artículos afirma que «el objetivo de los bombardeos de Dresde había sido tan sólo matar el mayor número de alemanes antes del fin de la guerra», lo cual es una absoluta verdad, a la que se añade la coletilla: «con lo que se alineaba como revisionistas como David Irving». La lógica esperpéntica de como sé que te gusta el arroz con leche por debajo la puerta de meto un ladrillo.
Dresde fue un absoluto crimen contra la humanidad puesto en práctica por los aliados. La noches del 13 al 14 de febrero de 1945, británicos y norteamericanos cegados por el «complejo jupiterino» descargaron en un brutal bombardeo toda su fuerza explosiva. Dresde no era un centro industrial, sino de comunicaciones, su población era de 630.000 habitantes, pero se había duplicado merced a la llegada de campesinos originarios de Silesia.
El ataque se hizo en dos oleadas, la segunda con intervalos de tiempo suficientes para alcanzar a los servicios de socorro… Se arrojaron más de 656.000 bombas incendiarias que provocaron una tormenta de fuego que abarcó veinte kilómetros cuadrados, destruyendo totalmente 2.100 hectáreas y matando a más de 135.000 hombres, mujeres y niños. Como era la noche del martes de Carnaval, muchos niños todavía estaban vestidos co disfraces. Una fuerza devastadora superior a Hiroshima.
¿Qué ha pretendido decir el lacayo de la secta gnóstica Rodrigo Zulueta? ¿No hubiera estado más guapo calladito, controlando los nervios?