Javier de la Calle.
El siglo XX produjo cambios en cuestiones vitales. La definición de riqueza también fue alterada. Hasta el monopolio del sistema bancario, el patrimonio se medía en hectáreas, animales o inmuebles. Desde Estados Unidos se empezaron a elaborar listas de los más ricos, donde se les atribuían fortunas valoradas en millones de dólares.
Unas cifras que no paran de aumentar, con Elon Musk o Bill Gates entre los más ricos actualmente. Sin embargo, las fortunas de estos multimillonarios se reflejan en la oscuridad de la pantalla de un ordenador. Si el sistema bancario estadounidense quebrase, o el NASDAQ sufriese un desplome, en unos minutos verían reducido su poder adquisitivo.
Esta situación es aplicable a cualquier poseedor de ahorros, donde el dinero es guardado por el banco y el usuario consulta su saldo desde una pantalla.
Los graves ataques llevados a cabo por las élites contra la población deberían tener consecuencias. Una de ellas será la expropiación de bienes obtenidos de forma irregular. En el pasado, tomar las posesiones de un adversario derrotado requería del uso de la fuerza. En la actualidad, una vez batido el rival, devaluar sus propiedades es más sencillo, pues todo depende de un teclado.
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