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Sor Intxaurrondo la humanitaria

Redacción




Rosa Martínez.

Reproducimos por su indudable interés el artículo publicado en vozpopuli.com: Gracias a gente como tú, nuestros policías y guardias civiles dudan a la hora de disparar su arma reglamentaria cuando tienen a un talentoso delante apuñalando gente por la calle, no vaya a ser que no los consideremos humanos.

La “bien pagá” de la televisión que pagamos todos, incluido su sueldo, Silvia Intxaurrondo, está muy preocupada por si hemos perdido la humanidad. Hablando de los Menas en su programa, dio un pequeño discurso con el que ha hecho poner en pie, con lágrimas de emoción en los ojos, a todos los descerebrados que utilizan un triangulito rojo en redes sociales para que podamos identificar a simple vista que hablamos con un discapacitado mental.

Decía la perdiodista que “son chavales que vienen solos, en un cayuco, arriesgando la vida… Algunos se la dejan en el mar, ¿eh? Pero otros, miren, consiguen llegar. En unas condiciones terribles, sin sus padres, sin su familia. Son menores. A veces son niños, son adolescentes. Tienen menos de 18 años. Vienen a buscar un futuro mejor. La humanidad… ¿dónde está la humanidad? ¿No se la va a dar nadie? Quiero decir, porque todo esto se puede ver como una gran oportunidad. Son gente a la que se puede formar y que van a ser, aportando su talento… Es que es eso, van aportar su talento para hacer brillar a nuestra sociedad”.

Lo que no hizo mi vecina fue meter a su hijo en un cayuco y lanzarlo al océano Atlántico, para que los americanos lo reciban con los brazos abiertos y costeen la crianza y educación de su hijo. Seguramente no hicieron eso porque son conscientes de que en EEUU no hay humanidad.

Tras escuchar a Silvia, les reconozco que yo también estoy muy preocupada. Pero lo que a mí me preocupa es dónde ha ido a parar el sentido común, tan necesario para que la humanidad no se transforme en idiotez.

Eliminemos de la ecuación esa parte en la que los Menas vienen indocumentados y dicen que tienen 16 años, cuando lo que tú estás viendo es un bigardo que ya no cumple los 25. Demos por buena esa teoría que no se sostiene de que son niños que vienen solitos y abandonados en busca de un futuro mejor. (Las niñas y las mujeres que se pudran con su porquería de futuro en su país, que para esas no hay humanidad, porque niñas en patera no vemos ni una). Silvia sigue anclada en ese punto en el que se da por bueno que unos padres metan a su hijo en un cayuco para ir a otro país, con una mano delante y otra detrás, para que ese país le dé un techo, le alimente, le proporcione ropa e incluso le dé una educación. Y todo eso lo tengo que pagar yo porque a Silvia y a gente como ella les parece que eso es ser muy humanitario.

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Mi vecina, hace unos años decidió mandar a su hijo a estudiar a Estados Unidos para labrarse un futuro mejor. Ella y su marido estuvieron ahorrando para poder pagar el viaje de su hijo, la matrícula y el material, la residencia y los gastos que vaya a tener la criatura mientras se saca la carrera en una prestigiosa universidad. Lo que no hicieron fue meter a su hijo en un cayuco y lanzarlo al océano Atlántico, para que los americanos lo reciban con los brazos abiertos y costeen la crianza y educación de su hijo. Seguramente no hicieron eso porque son conscientes de que en EEUU no hay humanidad.

Nos ocultan la nacionalidad de los agresores

Pero gracias al cielo, en España somos muy humanitarios, Silvia. No deberías estar tan preocupada por eso.

Nuestra humanidad queda patente cada vez que una mujer es agredida sexualmente por ese 10% de la población que comete el 60% de los crímenes sexuales en nuestro país y medios de comunicación, como el tuyo, nos ocultan la nacionalidad de los agresores o incluso optan por no difundir la noticia, para a cambio darnos moralinas sobre criaturas inocentes que están solas y desamparadas.

Nuestra gran humanidad brilla por todo lo alto cuando encerramos a un anciano que se defendió de uno de esos inmigrantes tan talentosos que se hallaba en su garaje con una motosierra en la mano. Cuando el alcalde de un pueblo no solo no declara ni un día de luto por un vecino asesinado a golpes con un bate por unos pobres chavales que tienen aterrorizado a todo el pueblo, sino que además paga con dinero público los suministros de las casas que han okupado estas criaturitas de Dios con tanto talento.

Fíjate si somos humanos, que un inmigrante argelino puede golpear a ocho mujeres en el andén del metro de Barcelona, reventarle el tímpano a la última, y no lo encerramos porque nuestras leyes consideran que no había intención de agresión continuada

Somos tan humanos, Silvia, que damos cursos de orientación sexual a los violadores cuando son inmigrantes y los ponemos en la calle, para ver si ahora ya sí saben convivir sin considerar que una mujer vale menos que una cabra. Fíjate si somos humanos, que un inmigrante argelino puede golpear a ocho mujeres en el andén del metro de Barcelona, reventarle el tímpano a la última, y no lo encerramos porque nuestras leyes consideran que no había intención de agresión continuada o no sé cuantitos. Que se peleen los duchos en Derecho con esos detalles, que yo solo sé que ese talentoso no ha pisado cárcel.

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Cómo te atreves a darme a mí, ni a nadie, lecciones de humanidad, Silvia, desde tu atalaya moral erigida a golpe de billete, mientras los españoles tenemos que salir a la calle y darnos de bruces con la realidad, a golpe de bate o de machete, que nos tratas de ocultar.

Si España no brilla más que la estrella Polar a estas alturas, con todo ese talento tan maravilloso que se nos cuela en el país saltando una valla y echando cal viva y heces sobre nuestros guardias, tiene que ser por nuestra falta de humanidad, evidentemente.

Tienes que estar muy orgullosa, Silvia, porque gracias a gente como tú, nuestros policías y guardias civiles dudan a la hora de disparar su arma reglamentaria cuando tienen a un talentoso delante apuñalando gente por la calle, no vaya a ser que no los consideremos humanos y acaben en la cárcel los inhumanos que nos tienen que defender.

Hay que reconocer que cada euro que te embolsas, gracias a nuestros impuestos, lo tienes bien ganado, porque no debe de ser fácil apelar a la humanidad de la sociedad cuando la están asesinando día a día. Para eso hay que valer.