Javier de la Calle.
En la hedionda sociedad española Marcos Llorente ha sido uno de los contados valientes dispuestos a alzar la voz. El futbolista ha denunciado las fumigaciones, al tiempo que aboga por una vida cercana a la de nuestros antepasados.
Marcado como objetivo por el comisario Loaiza, el Ministerio de Sanidad de Mónica García lanzó un mensaje a través de La Sexta criticando que Llorente no usase crema protectora.
Cuando alguien como Llorente rompe la ley del silencio, el Sistema se inquieta. El actual jugador del Atlético de Madrid se ha quedado fuera de la Eurocopa después de muchos años en la Selección, en una lista en la que han entrado jugadores con menor nivel como Cucurella por la cuota catalana.
Hijo Paco Llorente, y por tanto sobrino-nieto de Paco Gento, Marcos Llorente ya superó las adversidades cuando el Real Madrid dejó de contar con él, principalmente por la escasa simpatía que le causaba a Zidane, la cual se rumoreó que se debía a una discusión con uno de sus hijos.
Llorente es un jugador polivalente con la fuerza de un purasangre, como demostró en Anfield en el último partido previo al confinamiento. El Sistema le ha mandado un mensaje para amedrentarlo: un restaurante de su propiedad ha sido cerrado en Pozuelo de Alarcón, justo después de ser señalado por Fonsi y la Médica y Madre. La represión existe. ¡Banzai, Marcos Llorente!