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Coplas a Juan Carlos @nanosecso, de profesión, nini, de condición, homosexual

Redacción




Había una vez un circo

al que le crecían los enanos,

uno, dos, tres, cuatro y cinco,

y allí se forjó el nano

de apellido @secso,

pues si bien tenía poco seso

y el niño no valía para nada

y en ninguna cosa medraba

salvo en hacer el payaso

con poca o ninguna gracia,

dicho todo sea de paso,

empezaron a considerarlo una desgracia,

aunque venía con un pan bajo el brazo,

quería ser nini y no pegar al agua un palo

el más nini de su generación,

en la que los ninis eran legión,

pero el sobresalía en ser un vago,

el más vago de los vagos,

de forma que si hubiera vagolandia,

él, con toda prestancia,

era tan vago tan vago,

que sería, sin duda, el rey.

Como es de tradición y ley

en Jerez de la Frontera,

que es una ciudad toda entera,

con toda su incultura,

que la ignorancia es atrevida,

hasta producir ternura

por su gallarda frescura,

que no hay otro en esta vida,

le enmienda la plana

a Miguel Hernández en su elegía

a Ramón Sijé,

que el pobre murió de pie.

Hasta ahí llega su sabiduría.

Pero ocurrió cosa asombrosa,

notable y chocante portento,

que a fuer de entrenamiento,

aplicándose al cuento,

sin pensar en otra cosa,

surgió como figura estelar

Fernando Alonso,

y ganó el mundial,

y esa fue la oportunidad.

Desde ahora sería el clon Alonso,

se montó en su habitación

un circuito, sin puta idea tener,

se convirtió en Tartarín de Tarascón,

se enfundó una camiseta

y empezó, desde su sillón, a correr,

sin que nadie le hiciera la puñeta

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y sin riesgo de chocarse,

ni de estamparse, ni malograrse,

pudo cumplir del señorito el sueño,

que es vivir del cuento,

sin tenerse que ganar el sustento,

sin tener ningún dueño

ni currar en la oficina,

ni ser socorrista en la piscina,

ni tener que limpiar letrinas,

ni ser en la Bolsa un tiburón,

que eso ya lo hacía Alonso en su Renault,

y él sin pegarse un sofocón,

y menos un madrugón,

que levantarse a las 12,30

con elogiar la agenda 20 30,

y ponerse la timo vacuna,

todas al tiempo, todas a una,

y decir que en la próxima gana Alonso

con menos fuerza que Manolo el del bombo,

pero con idéntica pasión en la respuesta,

animando a hacer apuestas,

que para eso Codere le financia,

que es el sumum globalista,

y se lleva la ganancia,

que para eso la empresa es lista

y se queda con la sustancia.

Y así año tras años, carrera tras carrera,

Va vendiendo una quimera,

a quien se la quiera comprar,

que peor son sus seguidores,

a los que resulta gracioso,

ser siempre los perdedores,

de este vago portentoso,

que no se quema en ningún fuego,

que a un micrófono colgado,

y jugando un vídeojuego,

suma victorias parado

y cruza de pega la meta

y, él no tiene la culpa, sino acierta

pues siempre es por culpa del coche,

que de llevar mucho troche,

va el jodido y se avería,

cuando no es una rueda, la carrocería.

Y aquí termina la historia

de esta eminente gloria,

como un burro atado a la noria,

que en su itinerario

de su transcurso vital

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por fin ha salido del armario

para decirnos que es homosexual,

sin que nos importe su condición sexual.

En su epitafio, algún día

Pondrán: no salió de su habitación,

Que menudo tufo tenía,

ni escribió nunca poesía,

Ni se llevó ningún sofocón

este Tartarín de Tarascón.

Enrique de Diego.