Enrique de Diego.
Vas camino de convertirte en un clásico de éste mi estilo epistolar. Eres, Juan Carlos @nanosecso, un vago de siete suelas, que cuentas sin rubor que te levantas a la 12,30 h y te pones gafas de sol porque no te has lavado ni duchado. Eres un nini, un Tartarín de Tarascón de los tiempos modernos, que no tienes ni puta idea de nada, ni de Miguel Hernández, que no es un corredor de Fórmula 1, ni de Fernando Alonso, del que tú eres su más ferviente gafe.
Pero has pasado una línea roja y has devenido en globalista, en enemigo; en cipayo globalista, que eran las fuerzas indígenas que acompañaban a los británicos; en un soplagaitas, vaya, del globalismo, al igual que tu héroe. Ahora te patrocina la casa de apuestas Codere, con lo que te dedicas a favorecer la ludopatía de tus seguidores, a los que les aconsejo que te abandonen a la carrera si no quieren ser pasto de su imbecilidad y de la tuya. Echando mano de mi antigua militancia liberal podría decir que se jodan esos imbéciles, por seguirte, que se arruinen y lo hagan con sus familias, sino tienen más seso, pero ahora, acudiendo a principios morales básicos, les digo: abandonad a la carrera a ese pozo de mierda que se vende y os vende por cuatro cuartos a Codere.
Codere, además, es de Blach Rock, con lo que Juan Carlos, Tartarín de Tarascón de tres al cuarto, has pactado con la bestia. Quienes te conocen bien aducen que tú no tienes ni puta idea de que es Black Rock, que tu ignorancia supina es invencible, hasta ahora. Ya lo sabes; eres un mentecato cipayo del globalismo.
Cultivas la estética del vago irrestricto. Copio tu sueño húmedo, tu ideal bochornoso: «Fundar el PA (Partido Alonsista) presentarme a las elecciones europeas, sacar un escaño guarro y no volver a dar un palo al agua en mi vida». Escoria globalista.