Luis Bru.
Silvia Orriols, alcaldesa de Ripoll, es la gran protagonista de las elecciones catalanas al conseguir entrar en el Parlament con 2 escaños, por Lérida y Gerona.
A pesar de una tenaz cortina de silencio, sólo rota para informar del cordón sanitario firmado por todas las formaciones independentistas más el PSC, Aliança Catalana ha hecho la proeza. Con un discruso claramente anti-islámico ha conseguido poner en el primer plano el riesgo de islamización de Cataluña y la pérdida de su identidad.
Ha conseguido cosechar el respaldo suficiente para obtener representación parlamentaria y se ha poscionado en numerosas localidades azontadas por una emigración ilegal descontrolada y subvencionada.
Esquerra, el partido más pro-islamista, ha sufrido un auténtio batacazo electoral. El procès ha muerto.
El PSC ha ganado las elecciones catalanas con 42 escaños, por los 35 de Junts y Carles Puigdemont.
Un tripartito PSC-ERC-Comuns parece la única opción viable para gobernar, ya que alcanzan los 68 diputados de la mayoría absoluta. Pero esta es una opción muy difícil de conseguir. Salvador Illa podría formar gobierno moncolor en minoría con las abstenciones de Junts y Esquerra. La otra vía es entrar en un carrusel de elecciones anticipadas e inestabilidad.
Los republicanos del president Pere Aragonès ven reducidos sus apoyos y baja hasta los 20 escaños.
El PP se sitúa en cuarta posición con 14, por 11 de Vox. Detrás, Comuns Sumar con 6 y la CUP con 4. Aliança Catalana, el partido de Sílvia Orriols, entra en el Parlament por primera vez con 2 diputados.