Javier de la Calle.
El Partido Socialista no quiere que la Real Federación Española de Fútbol escape a su control. Luis Rubiales aguantó con la protección del Gobierno, y cayó por «un piquito» a una amiga lesbiana, como Jenni Hermoso, y no por sus corruptelas con Gerard Piqué.
Las familias socialistas luchan entre ellas. Pilar Alegría, Ministra de Educación y Deportes, tiene una buena relación con Óscar Fle, el sempiterno presidente de la Federación Aragonesa. Los socialistas aragoneses han puesto la carne en el asador para que Rocha sea sustituido por Eduardo Bandrés, expresidente del Real Zaragoza.
Otra línea del PSOE ha postulado al andaluz Pablo Lozano, quien formó parte de la estructura del partido en Pozoblanco, y ahora preside la Federación Andaluza.
Desde la sombra opera Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español. Blanco está en su quinto mandato, y mantiene una gran sintonía con el Gobierno. Blanco fue uno de los apoyos de Rubiales, pero no quiere perder posiciones. Su hijo, Alejandro Blanco Fernández, ha entrado en el Tribunal de Cuentas Europeo a petición del Gobierno que preside Pedro Sánchez. El actual presidente guarda buen recuerdo del hijo del presidente del COE, ya que fue uno de los cinco miembros del tribunal que evaluó su tesis doctoral.
La derecha, como en tantas cosas, sigue sin enterarse. Carlos Herrera no tiene los conocimientos suficientes para gestionar una estructura como la Federación, pero continúa adelante con el apoyo de un periodista conocido por su afición a las invitaciones a Las Ventas, como Roberto Gómez. La otra opción de la derecha catalana es la que representa la exdiputada Eva Parera, hija del antiguo dirigente del Barça Antón Parera.