Javier de la Calle.
El Masters de Tenis de Madrid ha sido un enorme homenaje a un Rafa Nadal que perdió ante un oponente desconocido. La prensa patria sigue inflando el globo de que puede ganar en Roland Garros, en lugar de preguntarse por qué Nadal ha tenido un declive físico tan repentino (en 2022 ganó en Australia y París, y en 2023 no pudo competir).
Los partidos de Nadal han dejado dos escenas bien reveladoras:
1° La presencia de Felipe de Borbón, sin Letizia, en un partido intrascendental. Nadal parece la mascota de la Casa Real.
2° El partido con Pedro Cachín se detuvo repentinamente. Nadal se dirigió a su equipo, para pedir a su médico, Ángel Ruiz Cotorro, que asistiese a un espectador. El amigacho de Bill Gates sabe que en las gradas hay una oleada de repentinitis, y de forma inconsciente solicitó al médico que interviniese. El cuento de la repentinitis por calor no colaba ese día, porque fue uno de los más fríos en Madrid a estas alturas del año, y tampoco fue un infarto producido por la emoción. La repentinitis también llegó a la Caja Mágica, y los bobos de TVE no se explicaban por qué.