Según publica El Comercio: El 11 de septiembre, después de trabajar, se sintió mal. Ingresó en Cabueñes de urgencia y al día siguiente fue derivado al HUCA, donde falleció ayer. En tres semanas justas, Luis Miguel Menéndez Cueto, todo un referente en el Registro de la Propiedad, donde llevaba cuatro décadas trabajando, pasó de su vitalidad rutinaria al inesperado adiós. Igual que su hermano mayor, Mamel, el piloto gijonés que vio truncada en mayo su feliz jubilación por una enfermedad fulminante que acabó con su vida a los 68 años.
Luis Miguel quedó muy tocado con la pérdida de Mamel, del que era uña y carne, en este año aciago año para la familia Menéndez, que ya en marzo despidió a la madre, María Covadonga, fallecida a los 92 años. Chismi, como le conocían los amigos, tenía en él un aliado y un referente. Para la pesca de río, que practicaban juntos; para la música, pues si el hermano mayor tocaba muy bien la guitarra él tampoco le iba a la zaga y se defendía además con él órgano; y, en general, para la vida. De hecho, le diagnosticaron el síndrome del ‘corazón roto’, asociado después a otras dolencias incurables.
Luis Miguel estaba casado con María Velasco, tenía una hija, María, y otros tres hermanos: Marco, periodista de EL COMERCIO, Cristina y Pilar. Estudió en el colegio San Lorenzo, hizo FP en el San Eutiquio y al volver de la mili entró en el Registro, donde trabajaba su padre. «Era alegre y socarrón, muy al estilo de Mamel», recordaba ayer Marco, a cuyo dolor se suma el de este periódico.