Miguel Rodríguez.
Mucha gente se estará preguntando por qué tendrían que creer que la Virgen se apareció en Lourdes y que todos esos milagros fueron ciertos. Pues es que los milagros son en verdad una señal de que todo esto es cierto y están demostrados científicamente y constatados por gente que fueron testigos de la primera oleada de muchísimos milagros que sucedieron en la gruta.
El tribunal médico de las curaciones inexplicables lo forman médicos que ni son creyentes
Por lo tanto, no cabe dudar del testimonio de tantísimas personas, muchas de ellas médicos, si asistieron a todos estos eventos desde el primer instante y como testigos presenciales directos. Además, el tribunal médico que certifica que se trata de curaciones inexplicables está formado por muchos licenciados en Medicina que ni siquiera son creyentes.
Los duros interrogatorios que sufrió Bernadette pusieron a prueba su testimonio
Otro factor muy importante fueron los duros interrogatorios que sufrió Bernadette y hasta sus padres y no sólo por parte de las autoridades religiosas, que desde el primer momento pusieron en más que entredicho el testimonio de la niña. También el comisario de Lourdes fue una persona calificada y hábil que se desempeñó sin ningún miramiento su necesario trabajo de constatar y aclarar lo que estaba sucediendo. Que bien podía ser todo una estafa. Y el primero que prohibió a sus vicarios ir a la gruta y participar de todo aquello fue el propio párroco de Lourdes, que en un principio tuvo una posición tan desfavorable que hasta hizo reír al propio Obispo de Tarbes, su superior más directo, quien ni siquiera se molestaría en aparecer por la gruta en todo este proceso de meses. ¡Cuánto contraste con la posterior posición de ambos en toda esta historia, cuando se dan cuenta de su error y se vuelcan con la niña! En especial, el momento emocionante en que el anciano obispo se echó a llorar, pocos años después, cuando Bernadette describió ante él cómo se aparecía ante ella la Virgen y le reconocía que era la Inmaculada Concepción.
El papel del jefe de policía local y del propio párroco de Lourdes también es muy significativo en todo esto. Tengamos en cuenta la confusión religiosa civil que produjo un evento para el que nadie estaba preparado y que a todo el mundo le sonaba a chino, en especial a las autoridades, puesto que el pueblo llano se puso rápidamente de parte de la vidente y hasta quisieron protegerla y se rebelaron, varias veces, contra los vanos intentos de impedir a la niña y a la gente acudir al cavernoso santuario. Y es que es imposible resistirse a los mandatos de Dios, si bien todas estas personas dudaban y con razón de que todo fuera otra cosa que una invención de la niña.
El mejor policía de Francia investigó a Bernadette y su familia intensamente
El entorno familiar de Bernadette no inspiraba ni la más mínima confianza y mucho menos al jefe de Policía local, para quien el padre de Bernadette no era ningún desconocido. Y es que lo había tenido como cliente en su calabozo poco tiempo atrás, en una de tantas desdichas que conoció esta familia, puesto que Francisco Soubirous fue acusado sin pruebas de haberse llevado un saco de harina de un señor para el que había trabajado. Sin embargo, las autoridades debieron soltarle por falta de pruebas, pero ahí quedó el estigma de chorizo para un señor que rezaba el rosario todos los días con su familia. Una persona que vivía con sus hijos pequeños y su mujer en unas condiciones tan miserables que inspiraban por igual la lástima y la desconfianza de sus vecinos, por su estatus de vida era inferior al de los jornaleros españoles que iban allí también a trabajar en unas condiciones infrahumanas.
Todo esto excitaba las ansias del comisario por conocer de una vez la verdad de la estafa de las apariciones de Lourdes, pues todos sabemos que a ningún profesional y menos aún a un policía le gusta reconocer sus errores. Y estaba convencido de que el padre de la niña estaba detrás de la insistencia de la niña en afirmar ser la protagonista de un evento paranormal. Los interrogatorios eclesiásticos y policiales fueron durísimos y la niña también fue a parar al juez, que la amenazó como el comisario con duros castigos legales si no acababan con la estafa de una vez. Y hay que considerar que este señor fue más tarde ascendido a las más altas responsabilidades dentro del Cuerpo de Policía de Francia y que lograría resolver un gran golpe de su tiempo. Es decir: gente muy interesada en saber la verdad y muy hábil y cualificada tuvo delante a la vidente y con permiso para usar la máxima presión, tanto desde el punto de vista eclesiástico como civil. Pero nada de eso desanimó a Bernadette e incluso llegó a desafiarles con una entereza que ni el más duro delincuente hubiera mostrado: pues tendrán que encerrarme en una cárcel muy segura, ya que de lo contrario me escaparé.
Una bravuconada de la niña que resulta más chocante cuando constatamos que su familia vivía literalmente en una cárcel, el calabozo de Lourdes, tan lóbrego y frío que no resultaba humano ni encerrar allí a los criminales. A los propios jornaleros españoles que cruzaban los Pirineos para buscarse la vida en la más rica Francia, aunque estamos hablando de una zona del vecino país que era también miserable y se encontraba en plena reconversión económica tras la Revolución Industrial.
A Bernadette no le estorbaron los esfuerzos combinados de las más altas autoridades locales por reprimirla
A Bernadette no le estorbaron los esfuerzos combinados de las más altas autoridades locales por reprimirla. Poderes fácticos que por esa época no se andaban con miramientos a la hora de mantener el orden y la paz. Tampoco se amilanó ante los castigos paternos, aunque era una niña muy obediente, pero al final siempre se salió con la suya y volvió a la cueva donde se encontraba con esa visión celestial que la tenía completamente enamorada. Y en esto insisten todos los asistentes a las apariciones, incluso los más ateos. En que el fervor popular se basaba en el estado de éxtasis total de la niña ante la gruta, en el cual ni siquiera el cirio que portaba en las manos le quemaba cuando se deslizaba hasta llegar a colocarse la llama entre sus dedos.
La Virgen mostró un montón de signos directos de su permanencia en el lugar, entre los cuales se encuentra el hacer brotar un torrente de agua la del barro de la gruta. Torrente que hoy en día ha sido canalizado pero que existe bajo la misma ruta y que todos podemos disfrutar. Pero lo más significativo son los milagros abundantes que se produjeron desde entonces hasta hoy en día, casi doscientos años después.
Algunas frases de la Virgen de Lourdes y una breve cronología
7 de enero de 1844: nacimiento de Maria-Bernada Sobirós (original en dialecto local occitano). El maestro le decía a sus padres:
“Le cuesta retener de memoria el catecismo, porque no sabe leer; pero pone mucho empeño: es muy atenta y piadosa”.
8 de diciembre de 1854: la definición del dogma de la Inmaculada Concepción contenida en la bula Ineffabilis Deus del Papa.
Otoño de 1855: desde muy pequeña, Bernadette tuvo una salud delicada. La causa era la desnutrición y el lamentable y pobre estado de la casa indigna donde residía la familia Sobirós y que probablemente causaron su aspecto aniñado y no desarrollado para su edad. Durante su niñez, el cólera causó 38 muertos y centenares de afectados en Lourdes. Una enfermedad que atacó también a Bernadette dejándola sumamente debilitada. Más tarde, la pobre niña contrajo asma. El clima y el ambiente en que residían no la ayudaban en su condición.
11 de febrero de 1858: en la noche de la primera aparición, mientras rezaban el rosario en familia, Bernardita rompió en lágrimas, repitiendo su invocación favorita a la Virgen:
«Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, que acudimos a ti».
Segunda aparición: el día 14 de febrero, las niñas insistieron en que les dieran permiso para regresar a la gruta con la vidente. Había sospechas de que lo que le había pasado a Bernardita era un engaño del demonio y le propusieron que fuera a la gruta y rociara el lugar con agua bendita. Así huiría el demonio y se quedarían tranquilos.
Cuando llegaron a la gruta, Bernardita les pidió que se arrodillaran para rezar juntos el Rosario. Y apareció de nuevo la Virgen, tras lo cual el rostro de Bernardita se transfiguró. Ella tiró por delante el agua bendita y dijo:
«Si vienes de parte de Dios, acércate a nosotras».
El agua bendita llegó hasta los pies de la Virgen que, sonriendo con más dulzura, se acercó a Bernardita y tomó el rosario y se persignó con él. Hecho esto, empezaron ambas a rezarlo juntas.
En la tercera aparición, la niña dijo haber hablado con la Señora en patuá, el dialecto occitano que se usaba en la zona, que se dirigió a ella usando el «usted» (voi) de cortesía y pidiéndole (con la máxima educación y consideración):
«¿Me haría usted el favor de venir aquí durante quince días?» (Boulet aoue era gracia de bié aci penden quinze dias?)
Bernardita se lo prometió y la Virgen le respondió lo siguiente:
«Yo también te prometo hacerte dichosa, pero no en este mundo, sino en el otro».
23 de febrero: primera vez que la Virgen formula una orden concreta a su santita. Delante de 10.000 personas, la Virgen le da a Bernardita un secreto que sólo a ella le incumbe y que no puede revelar a nadie. También le enseñó una oración que le hacía repetir siempre, pero que no permitió que la diera a conocer.
La Virgen le dijo a Bernardita:
«Y ahora, hija mía, ve a decir a los sacerdotes que aquí, en este lugar, debe levantarse un Santuario, y que a él ha de venirse en procesión».
24 de febrero: toda la gente quiso saber lo que pasaría con el encargo del Párroco y si la Virgen llevaría a cabo el milagro del rosal. Bernardita, como siempre, llegó a la gruta y se arrodilló en la tierra, sin poner atención para nada en la gente que iba solamente por curiosidad. La Virgen tenía una gran preocupación por todos nosotros y no sólo por los más enfermos del cuerpo, sino en especial por los pecadores:
“Rogarás por los pecadores. Besarás la tierra por la conversión de los pecadores».
Como la visión retrocedía ante ella, Bernardita la seguía de rodillas, siempre besando la tierra. Santa Bernardita se volvió hacia los asistentes y les hacía señas de:
«Ustedes también: besen la tierra».
Bernardita le contó a la Virgen lo que el sacerdote le había reclamado, pero la Virgen sólo sonrió y no dijo una palabra ni se identificó (tardaría en hacerlo). Después, la pidió rogar por los pecadores y exclamó tres veces:
«¡Penitencia, penitencia, penitencia!» (Penitenço, penitenço, penitenço, en el dialecto local)
Le hizo repetir estas palabras y Bernardita lo hacía mientras se arrastraba de rodillas hasta el fondo de la gruta. Ahí le reveló un secreto personal y después desapareció.
Desde entonces, se le fue encomendada a Bernardita la penitencia constante por los pecadores. Un día, la Virgen la mandó a la vidente a subir y bajar varias veces la gruta de rodillas. Bernardita afirmó que la Virgen tenía la cara de tristeza.
«La Virgen me lo ha mandado por mí y por los demás», dijo Bernardita.
26 de febrero: el agua milagrosa obró el primer milagro en la gruta de Lourdes. El buen párroco de Lourdes había pedido una señal y, en vez de la muy pequeña que había pedido con el rosal, la Virgen acababa de darle una muy grande. Pero no sólo a él, sino a toda la población mundial.
El 25 de marzo, día de la Anunciación, Bernardita se sintió llamada a ir a la Gruta y se fue inmediatamente para allá. Como era una fecha solemne, los peregrinos tenían la esperanza de que la Virgen se aparecería y, cuando apareció Bernardita, se asombró de la cantidad de personas que encontró. Fue este día 25, en la historia de las apariciones, un día de gloria. Bernardita volvió a preguntarle a la Señora:
«¿Quieres tener la bondad de decirme quién eres y cuál es tu nombre?» Bernardita insistió: “¿quieres decirme quién eres? te lo suplico Señora Mía».
Entonces, la Señora apartó su vista de Bernardita, separó sus manos, hizo deslizar en su brazo el rosario que tenía en sus dedos, levantó a un mismo tiempo sus manos y su cabeza radiante, en tanto que sus manos se juntaron ante el pecho, su cabeza se afirmó y, más resplandeciente que la luz del sol, dirigida la vista al cielo dijo:
«YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN» (Que soy era Inmaculada Concepciou, expresado en dialecto).
Y así desapareció, dejando en Bernardita esta imagen del Cielo y ese nombre maravilloso.
5 de abril: el día lunes de Pascua, Bernardita se le cae el cirio mientras reza delante de cientos de personas, pero no se quema las manos. Hay médicos que certifican directamente este milagro.
1 de diciembre de 1860: el último interrogatorio ante la comisión eclesiástica, presidida por Bertrand-Sévère Laurence, Obispo de Tarbes. El anciano obispo terminó emocionado, al repetir Bernadette el gesto y las palabras que la Virgen manifestasen el 25 de marzo de 1858:
«Yo soy la Inmaculada Concepción».
El 18 de enero de 1862, el anciano obispo de Tarbes publicó la carta pastoral con la cual declaró que «la Inmaculada Madre de Dios se ha aparecido verdaderamente a Bernadette».4
El 18 de enero de 1862, el Obispo de Tarbes, que al principio desechó estas apariciones, publicó la carta pastoral con la cual declaró que:
«La Inmaculada Madre de Dios se ha aparecido verdaderamente a Bernardita».
El confesor de la vidente dijo de ella, repetidamente:
«La mejor prueba de las apariciones es Bernardita misma, su vida».
Agosto de 1864: la vidente solicitó ser admitida en la Comunidad de Hermanas de la Caridad de Nevers y, en julio de 1866, empezó su noviciado en dicha congregación.
Septiembre de 1866: el asma del que siempre había padecido se agravó. El 25 de octubre recibió la unción de los enfermos y, al empeorar la enfermedad, la santita pronunció los votos in articulo mortis. Sus fuerzas estaban al límite de modo que, al no poder pronunciar la fórmula de ingreso en la orden, Mons. Forcade la pronunció en su nombre. En 1867 se recobró y el 30 de octubre de ese año Bernardita hizo su ansiada profesión religiosa”.
16 de abril de 1879: fallecimiento de Santa Bernardita a los 35 años.
1944: muere Alexis Carrel, premio Nobel de Medicina de 1912 y converso en Lourdes en 1903, donde asistió a auténticos milagros, que dijo lo siguiente antes de morir:
“Quiero creer y creo todo lo que la Iglesia Católica quiere que creamos y para ello no experimento dificultad alguna, porque no hallo nada que esté en oposición real con los datos ciertos de la ciencia. A la mística cristiana hay que darle la armadura de la ciencia del hombre”.
El 25 de marzo de 1958 se cumple el centenario de aquella aparición en la que la «Señora» (llamada primero aquello, en dialecto, por Bernardita) se presentó con las siguientes palabras «Yo soy la Inmaculada Concepción«. En esa fecha feliz, el cardenal Angelo G. Roncalli, más tarde el Papa Juan XXIII, canonizado en 2014, consagró la inmensa basílica subterránea de San Pío X. En la clausura del centenario de las apariciones de Lourdes dijo lo siguiente:
«La Iglesia, por la voz de sus papas, no cesa de recomendar a los católicos que presten atención al mensaje de Lourdes».
La gente que pueda hacer negocio con el turismo religioso en Lourdes lo hacen fuera del Santuario
También es importantísimo aclarar que la gente que pueda hacer negocio con el turismo religioso en Lourdes lo hacen fuera del Santuario y con todo el derecho del mundo a hacer lo que les da la gana en sus casas y tiendas. Los descendientes de los lugareños que vivieron la época de las apariciones de Lourdes han vivido una revalorización inesperada de los terrenos de sus antepasados ante el creciente interés que despertó el pueblo, uno de los más humildes que se pudiera encontrar en Francia cuando Bernardita vino al mundo. Así es que hoy en día contemplamos uno de los focos más importantes de la ya de por sí turística Francia y no solo por los bares y hoteles que hay por todas partes, sino también por algo que llama más atención de la gente y que son las incontables tiendas de souvenirs. Pero se trata de negocios que no tienen nada que ver con lo que sucede dentro del santuario, un enorme recinto a ambas orillas del río Gave donde no hay ni una sola tienda de nada. Solamente templos religiosos y dependencias para dar servicio a los enfermos y a la gente que más directamente se ocupa de ellos y que son los voluntarios que acuden cada año en distintas peregrinaciones. Y la gruta, por supuesto, presidiendo un recinto de gran extensión en el que se celebran las procesiones y las eucaristías y también donde duermen los enfermos y sus cuidadores voluntarios.
Hay gente que confunde el pueblo de Lourdes con el Santuario de Lourdes
Creo que es muy importante aclarar este último punto porque hay gente que confunde el pueblo de Lourdes con el Santuario de Lourdes y son dos cosas que no tienen tanto que ver. Y tanto es así que hay una gran verja que rodea todo el perímetro del Santuario y lo separa del pueblo, que ha crecido hasta lindar directamente con el santuario y el cerro en el que está la Gruta de la Virgen de Lourdes. Pero las autoridades eclesiásticas respetaron con muy buen tino la voluntad de familia de no recibir ni un solo centavo de lo que había sido ya de por sí una gran bendición para una familia tan religiosa. Bernardita y su familia siempre rechazaron cualquier tipo de limosna que fuera directamente a parar a sus manos, aunque si es cierto que se recibieron donativos que fueron a parar a la construcción de las varias iglesias que existen en el santuario.
Todo lo que hizo la santa en todo momento fue obedecer las claras instrucciones de esa hermosa señora que tardó tanto en presentarse a sí misma, como la Virgen, aunque ya mucho antes había más que seguridades de que se trataba de la Santísima Virgen María. De hecho, Santa Bernadette fue beatificada por esta docilidad y obediencia que mostró ante las difíciles peticiones que Nuestra Señora le hacía, ya que tuvo que enfrentarse literalmente a todo su mundo. Y empezando por su propia familia.
La propia madre de Bernadette fue la primera que se empleó con dureza con una hija terca
La propia madre de Bernadette fue la primera que se empleó con dureza con una hija terca, que se empeñaba en ir a esa gruta y en armar un escándalo sin precedentes en una región tranquila y un pueblo humilde. En una familia unida por el amor y la religiosidad, pero con muchísimos problemas de todo tipo. Para empezar, problemas económicos que llevaron incluso al hermano pequeño de la vidente a comerse la cera de las velas que se caía en la iglesia. Un hermanito de Bernadette que cuando cobró dos francos de unos visitantes de Lourdes, por hacerles de guía por la zona, fue duramente reprendido por la santa y obligado a devolver el dinero.
No hubo manera humana de que la vidente cobrase ningún centavo en ningún momento ni tampoco su entorno familiar. Lo único cambió en el pequeño mundo de los Soubirous fue su humanitario traslado a una casa como Dios manda, dejando atrás el tugurio de calabozo en el que por tanto tiempo habían residido todos juntos. Incluso pudieron recuperar en arriendo el molino familiar que en su día perdieron y que la diócesis les alquilaba. Pero nada más. Y eso que la propia policía de Lourdes constató que la familia completa podría haberse enriquecido con los generosos donativos que personalmente les llevaban ciudadanos de mucha riqueza, que se desplazaban hasta Lourdes por aquel tiempo con el único propósito de participar en lo que estaba pasando y acercarse lo más posible a los ojos que habían visto lo inaudito.
Todas las personas que intentaron poner a prueba el relato de Bernadette fracasaron en sus intentos
Todas las personas que intentaron poner a prueba el relato de Bernadette fracasaron en sus intentos de descubrir la pretendida farsa que la miserable de familia habría orquestado, ésa era la versión más plausible, para salir de su situación económica y hasta enriquecerse a costa de la credibilidad popular.
También es interesante subrayar el clima social y religioso que había en Lourdes en los días de las apariciones. Para empezar, tanto el párroco como el comisario se habían distinguido por su valor personal en un tiempo muy difícil para toda la región: enfermedad contagiosa del cólera se había extendido por la zona y había matado a más de una treintena de personas en Lourdes, dejando a muchas de ellas con secuelas. Y entre las personas que pasaron por la enfermedad y sobrevivieron, pero con un asma crónica que arrastraría toda su vida, se encontraba nuestra vidente adolescente. También es de resaltar la preocupación que mostraban las autoridades religiosas del momento por las crecientes supersticiones que tenían que ver con la Virgen María, ya que se habían extendido ciertas prácticas que rayaban en lo mágico y utilizando a la Virgen como si fuera una especie de remedio de santería para todo tipo de males físicos. En realidad, se trataba de creencias populares inocentes, pero la religión no se puede utilizar fuera de contexto, como tampoco deben interpretarse los milagros de otra forma que como una señal del amor de Dios y como forma de verificar su mensaje.
El dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María
También es muy importante la reciente proclamación por aquel tiempo, por parte de la Iglesia, del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, que ya era una creencia muy extendida entre la población, pero que el Papa del momento había reconocido poco antes de las apariciones.
Es, por tanto, en este contexto popular y social del momento en el que la Virgen María se aparece en un lugar concreto y verifica su poder otorgado por Dios para ser salud de los enfermos y consuelo de los pecadores. Justo después de una epidemia terrible y en medio de un crecimiento de la devoción popular centrada en ella, como el remedio para sus males del cuerpo, que a menudo se cebaban con los más pequeños, causando un gran desconsuelo en las familias.
Incluso ella misma se presenta como la Inmaculada Concepción, dando toda la razón al Papa en su decisión de formalizar este título para la Madre de Dios. Y se presenta y habla en todo momento con la niña en el dialecto popular local, que suena más a español que a francés, puesto que estamos hablando de una región que se encuentra a caballo entre los dos países. Es un detalle muy enternecedor que la Virgen se abajara a expresarse en una lengua tan de pueblo cuando tanta gente instruida, en su momento, se imaginó que hablaría en el idioma oficial y culto de toda Francia. El francés.
Unas autoridades civiles y religiosas que no se dejaban torear por cualquiera que apareciera por ahí diciendo que había visto no sé qué
La fortaleza interior de una niña de catorce años que aparentaba doce, analfabeta y casi sin ninguna preparación de ningún tipo, debilitada por el asma crónico que padecía desde muy niña, llama la atención cuando se tuvo que enfrentar a todo el mundo y a las más alucinantes amenazas. Porque en su ímpetu de querer saber lo que estaba pasando llegaron a meterse con su propia familia, incluso con su ya fichado padre, que, aunque no pudo ser condenado por nada, sí fue encarcelado y acusado de ladrón. Pero la niña nunca se doblegó y mostró un carácter fuerte y orgulloso. Con detalles sobresalientes como su lógica rebeldía, cuando el comisario le releía el acta de su interrogatorio, afirmando la vidente que esto o lo otro no lo había dicho ella y que le estaban cambiando su declaración.
La verdad es que todos sus interrogadores se quedaron pasmados antes su entereza y la coherencia de su mensaje. Una fuerza de ánimo y seguridad que llaman la atención en una chica que no podía aprenderse el catecismo para la primera comunión.
Para entender mejor el mensaje de Lourdes en su conjunto es muy importante considerar todos los factores socioeconómicos que rodeaban el lugar y en concreto a la gran protagonista, junto a la propia Virgen María, pues estamos hablando de una zona realmente atrasada y rural, pero también de un Estado que ya por entonces era de los más adelantados de la época. Con unas autoridades civiles y religiosas que no se dejaban torear por cualquiera que apareciera por ahí diciendo que había visto no sé qué. Nada de eso. Ninguna autoridad del mundo va a quedar en ridículo creyendo a la primera a cualquiera que quiera convertir un determinado lugar en un circo, por lo que la santa tuvo que realmente enfrentarse a toda una sociedad y unos poderes constituidos que no se lo pusieron fácil en ningún momento. Sólo su honestidad y su confianza en Dios y su fortaleza consiguieron lo que parecía imposible: que las propias autoridades religiosas, para empezar, creyeran un relato que era inverosímil, pero era tal la fuerza que la Virgen inspiraba en la niña y tan impresionantes sus éxtasis y las señales que Nuestra Señora fue haciendo que, hasta los propios ateos, que acudían allí para burlarse, se convirtieron en masa y fueron luego los principales testigos de esta ventana abierta al Paraíso.

Bernardita no tenía palabras para describir la belleza de la Madre de Dios
Bernardita no tenía palabras para describir la belleza de la Madre de Dios. Simplemente se quedaba embelesada, en auténtico éxtasis, cada vez que la Señora se aparecía y empezaba a rezar y conversar con ella. La joven vidente siempre destacó el respeto que la Virgen le dedicó, dirigiéndose a ella en su dialecto nativo y tratándola siempre de usted y pidiéndole las cosas por favor. Un tratamiento distinguido al que ella no estaba acostumbrada ni por edad ni por condición social.
La vida de Bernadette fuera de las apariciones fue la de una joven pastorcita, primero, y luego el acabar sus días en un convento en el que fue a medias cuidadora y enferma. Como si su propia vida fuera una metáfora de lo que vendría a ser después de ella esta tranquila villa de Lourdes: un sanatorio en el que cuidadores y cuidados comparten momentos de alegría en torno al amor y la esperanza que nos vienen de Dios. Inclusive con él la mediación de su madre, por supuesto, como cara amable de un creador que se siente dolido y colérico con los cada vez más graves pecados de la Humanidad.
Y yo que he sido camillero de Lourdes por muchísimos años y me sigo sintiendo así, y a mucha honra, no puedo tener más que palabras de cariño y nostalgia por todo lo que he vivido y aprendido con esta experiencia tan fundamental y auténtica en mi vida.