En los últimos meses, nuestro monasterio en general y nuestra Madre Priora en particular han sido objeto de interferencias, intimidaciones, agresiones, humillaciones públicas y privadas y manipulación espiritual sin precedentes, como resultado directo de los comportamientos y ambiciones del actual Obispo de Fort Worth hacia nuestra Reverenda Madre Priora, hacia nosotras mismas las Monjas y hacia nuestra propiedad. Nos tomaron por sorpresa. Desde nuestra fundación, nuestra relación con nuestro obispo ha sido siempre cordial y filial. Cada obispo siempre ha contado con nuestra amorosa confianza. Nunca imaginamos que nuestra relación con el Obispo podría ser diferente.

Con su comportamiento público y privado, el obispo Olson abusó de nuestra obediencia filial; un hombre que, persiguiendo fines personales no especificados, no dudó en agredir verbalmente y humillar a las monjas que denunciaban la violación totalmente injustificada de sus derechos relativos a la propiedad privada y a la vida comunitaria.
Respecto a las calumnias difundidas, el Capítulo del Carmelo aprovecha esta oportunidad para expresar su plena confianza en la integridad moral de la Madre Priora y en su forma de gobernar.
No podemos darnos el lujo de dedicar nuestros recursos espirituales o materiales a conflictos inútiles con autoridades cuyas agendas son completamente ajenas a las nuestras y cuyos medios para influir en los resultados de nuestros llamamientos están fuera de nuestras posibilidades.
Nuestro deber ante Dios es hacer que este Carmelo sea una casa de oración donde reine la paz, donde cada monja y novicia pueda vivir su vocación en serenidad e integridad, para la salvación de su alma, para la gloria de Dios Todopoderoso y para el edificación de su pueblo.

Por nuestra seguridad espiritual y psicológica, y por deber de justicia, debemos independizarnos de este obispo hasta que se arrepienta de los abusos a los que nos ha sometido, pida disculpas personalmente a nuestra Comunidad por lo que ha hecho y acepte realizar el reparación pública necesaria. Si ese día no llega, esperamos y rezamos para que, a su debido tiempo, su sucesor sea un instrumento enviado por Dios para esta reparación que, en justicia, ahora nos corresponde.
En estas circunstancias, debemos dejar claro que permanecemos absolutamente fieles a la Doctrina de la Iglesia Católica y que el Papa y el Obispo de Fort Worth, quienesquiera que sean hoy o en el futuro, serán siempre objeto de nuestras oraciones en este Monasterio, especialmente en el Canon de la Misa.
Simplemente afirmamos que los abusos de los que hemos sido víctimas son tan intolerables, tan gravemente injustos y destructivos de la vocación que nos hemos comprometido solemnemente a honrar ante Dios Todopoderoso, que en conciencia no podemos cooperar con ella. No rechazamos ningún artículo de Fe o Moral Católica. Por el contrario, declaramos que – en estas circunstancias particulares y singulares – en conciencia ante Dios Todopoderoso, no podemos permitir que este obispo diocesano continúe comportándose ilegítimamente con nosotros.
Nos gustaría dejar claro que esta decisión no es una reacción al abuso que hemos sufrido, aunque esperamos que provoque aún más represalias por parte de las mismas personas. Más bien, es una conciencia positiva que ha ido creciendo en nuestra Comunidad con el tiempo: