Enrique de Diego.
Entre 1961 y 1965, la Virgen se apareció, como el acontecimiento más importante en el devenir humano, a cuatro renacuajas en un pueblo recóndito de los Picos de Europa, casi aislado; en aquellos tiempos se llegaba a él por un camino de tieera, empinado, de 8 kilómetros, en carreta o land rover. En la foto de las cuatro niñas de 11 y 12 años, se las ve, con el pelo a lo garçon, sonrientes. La más alta, con coletas, es Conchita, que se haría una mujer hermosa y tímida, y reemprendería su vida en Nueva York.
De la importancia que la Virgen concede a los mensajes que quiere transmitir da idea su primera aparición, bajo la advocación de la Virgen del Carmen, flanqueada por los ángeles San Miguel y San Gabriel, iluminada la escena por el «ojo de Dios». ¡Qué bello espectáulo! Esas niñas que hablan con su Madre con toda naturalidad de las cosas cotidianas, de sus vacas, y que la dicen con entusiasmo infantil «no te vaigas», mientras Ella las forma en la vida cristiana, reciben secretos de nuestro futuro: habrá un Aviso, un Gran Milagro y, si aún así no hay enmienda, un Gran Castigo que hará palidecer al diluvio universal.
Conchita explica ese primer coloquio con la Virgen: «Ese día hablamos con la Virgen mucho, y Ella con nosotras: le decíamos TODO…y Ella se reía porque le decíamos tantas cosas…Era como una madre, a la que hace mucho que no la ve su hija, que ésta le cuenta todo. ¡Y mucho más nosotras, que no la habíamos visto nunca, y que era nuestra Madre del Cielo!».
El Aviso será como un juicio particular por el que todos, hombres, mujeres, ancianos y niños, verán en su conciencia el bien y el mal que han hecho, tales y como los ve Dios, sin excusas, con su gravedad objetiva. Será un fenómeno de comunicación espectacular. Dios posee, es titular, de un gran, inmenso medio de comunicación, ante el que las grandes corporaciones no tienen nada que hacer con sus mentiras y censuras. De Dios nadie se ríe. La audiencia será máxima, total. Algunos no soportarán su maldad y en su angustia en su conciencia, morirán.
¿Cuándo será? Tenemos afirmaciones de Conchita de aquellos tiempos con una ingenuidad pasmosa. Así, Conchita le dice a su tía que antes del Aviso habrá un Sínodo. Su tía le dice a Conchita: -¿Te refieres al Concilio? Porque entonces se estaba celebrando el Concilio Vaticano II. Conchita replica con seguridad: -La Virgen no me ha dicho Concilio, me ha dicho Sínodo. Conchita repite sin saber muy bien lo que es un Sínodo, como «un Concilio pequeño».
Vuelve a repetirlo a la Madre María Nieves, directora del Colegio de la Congregación de Concepcionistas Misioneras de la Enseñamza, en Burgos, donde Conchita fue a estudiar interna. La Madre María Nieves es su confidente y amiga, la acompaña en actos de piedad como visitas al Santísimo. Pues le dice que antes del Aviso habría un Sínodo en Roma.
Ese Sinodo está teniendo lugar ahora, cuando entra en la fase final, en Roma, desde septiembre de 2023 a septiembre de 2024. Es un aquelarre montado por Bergoglio y seguido por esos cardenales, obispos y sacerdotes que van por el camino de la perdición. Obviamente, la gente no tiene ni idea de que se está celebrando, ni para qué sirve, pero los bergoglianos ya se refieren a la nueva iglesia, la nueva prostituta Babilonia, que fornica con los amos del mundo, como la «iglesia sinodal», y tiene en el orden del día el intento de destrucción de la Iglesia: la ordenación de mujeres como diaconisas, el matrimonio de los sacerdotes, el cambio de los criterios morales de la sexualidad, de modo que las uniones de los sodomitas serán bendecidas y la sodomía no será un desorden objetivo, un pecado, y el final de la Humanae vitae. Conclusión: ancha es Castilla, no hay Revelación que les obligue, pues Jesucristo no es Dios.
Como dice el Salmo II: «¿Por qué se han amotinado las naciones y los pueblos meditaron cosas vanas? (…) Rompamos, dijeron, sus ataduras y sacudamos lejos de nostros su yugo. El que habita en los cielos se reirá de ellos, se burlará de ellos el Señor (…) Los regirás como vara de hierro y como a vaso de alfarero los romperàs».
Luego el Sínodo de la secta destructiva bergogliana concluirá en septiembre de 2024. Desde ese moemnto, tendrá lugar el Aviso. Lo lógico es que sea de inmediato, pues el mal habrá llegado a su cénit. Además, Conchita, que tiene ya setenta y muchos años, es la encargada de anunciar el Gran Milagro, que tendrá lugar en San Sebastián de Garabandal, en el lugar conocida como los nueve pinos, que se podrá ver en Garabandal y en todos los lugares vecinos y que dejará una huella indelebre.
Empieza, con el Aviso, la cuenta atrás de la segunda venida de Jesucristo, en Gloria y Majestad. Como dijo Conchita: «La Santísima Virgen nos ha hablado varias veces que su Hijo Jesús vuelve de nuevo pero no sé cuando Él vendrá». ¡Ven, Señor. no tardes!